Mi gata caza lagartijas.
Las corta en dos de un zarpazo.
A veces se las come. A veces las deja descuartizadas en el piso y se va a comer de sus piedritas.
Claramente no lo hace por hambre.
A veces caza una y me la deja intacta en la puerta de la habitación. Entera, perfecta y muerta.
Una vez nos dejó un pájaro. Tieso y con las patas para arriba.
Y después me dicen que los gatos son divinos.
2 comentarios:
Según el veterinario de mis gatos cuando te dejan lo que cazaron es como un regalo (compartir el botín con la manada, a lo mejor?), así que no hay que retarlos.
Igual yo ando espantando pájaros cada dos x tres, los cadáveres no son lo mío...
Ay, irene, me dijeron lo mismo. No la reto pero la otra vez me la encontré engulléndose una lagartija viva. Como los dibujitos animados la agarré y empecé a decirle, escupí, escupí, la lagartija salió disparada, un poco lastimada y la gata me miraba perpleja. Porque si la menos se las comiera! Pero la deja ahí, cortadas al medio. Se ve que no son tan ricas.
En fin.
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