26/2/19

Plastics


Desde que vi el video de la parejita de españoles que intentan día a día vivir sin plástico me puse la meta de intentar dejar este material tan nocivo para el medio ambiente. No, no es fácil porque el plástico está en todos lados. Y cuando digo todos lados, mirá a tu alrededor y empezá a contar. ¿Viste? Es un garrón. Todo hoy viene envuelto en plástico aunque uno no lo quiera.
Ya he hablado en otro post de como el hecho de separar los materiales recicables del material orgánico cambió totalmente nuestra forma de manejarnos con las "cosas". La basura propiamente dicha dejó de serlo. El material orgánico va para las lombrices (hace dos años que no compro más tierra ni compost y mi jardín está increíble) y los reciclados los pasa a buscar un camioncito que puso la Municipalidad de Vte López una vez por semana. Sí, sí, esto parece jauja pero nos costó mucho lograr que fuera realmente un hábito. Y ahí te das cuenta que lo mental juega muchísimo en contra o a favor cuando uno quiere cambiar algo. Claro que cuando comenzás a reciclar de verdad te das cuenta de que hay un montón de envoltorios que son imposibles de reciclar y que hacen bulto. Y ese bulto que tiramos va a parar al buche de un pobre animal o al océano. Y esto es tremendo. Entonces, para dar un ejemplo, dejé de comprar los huevos de granja tan ricos y sanos porque venían envueltos en plástico en vez de cartón. Porque hay que ver también cuanto de lo que venden como "orgánico" no es para nada amigable con el ecosistema. Mis ojos, entonces, empezaron a mirar de otra manera la góndola de los supermercados, los kioscos, las perfumerías, las librerías, el almacén, ¡las dietéticas!
No existe - o aún no logré dar con ese lugar- en mi ciudad que venda productos a granel. Y hacerle comprender al verdulero que no quiero bolsas en el changuito me costó un triunfo.
En la verdulería a la que vamos el sistema es autoservice. De modo que yo voy con mi changuito, agarro un carrito de lo que ellos tienen y apilo la verdura que voy a comprar. El señor pesa la verdura y ¡las mete en una bolsa! ¿Por qué? Se lo expliqué varias veces peor no hay caso. Parece que es sacrilegio que la verdura se mezcle.
Pero hoy pasó algo. Esta vez el señor me miró y me dijo: ¿va todo al changuito?
Yo no lo podia creer. Sonreí estúpidamente.
-Sí, claro, todo en el changuito.
Y allá fue la verdura, toda mezclada, una poesía ver como las cebollas se mezclaban con las papas, los tomates, las berenjenas, la lechuga...sin plástico que la separe.
Sí, es una boludez si pienso en todo lo que está pasando... pero ¿saben qué? Yo sentí que algo había cambiado en la mente de ese señor y en la mía. Que él y yo habíamos comprendido algo.
Listo. Tiene que ser por ahí.

25/2/19

What is life?

En la tradición tibetana se cree que hay otro nivel de conciencia al que han denominado conciencia sutil y que es, en efecto, la base para otros tipos de conciencia.
Una conciencia sutil es lo que en raras ocasiones surge en determinados sueños particulares o momentos muy intensos de algunas prácticas meditativas especiales. Incluso es una conciencia que surge en el momento en el que morimos.
Dicho de otro modo, cuando nuestra mente -la mente común- empieza a hacerse pedazos este núcleo sutil, esta conciencia base hace su aparición y resplandece. Esta conciencia -que no es tuya porque ya no eres quien solías ser- nunca deja de fluir. Es como un río y aunque el cuerpo y el cerebro se corrompan y descompongan, esta corriente continúa su fluir ininterrumpidamente. Igual que el mar puede surgir y manifestarse o dar forma y dar lugar al nacimiento de un bebé con una mente propia cuyo núcleo será esta conciencia base.
Los budistas tienen esta noción que la gente suele llamar reencarnación. En realidad considero que es una mala traducción. Para mi lo interesante de esta idea es el fluir de la conciencia. Hay momentos en los que se manifiesta por capas y donde allí se incluyen los fenómenos mentales como la cognición y que luego, despues de la muerte continua fluyendo para surgir otra vez. Entonces, de acuerdo con el budismo, habría una forma de conciencia que no es una conciencia individual y que es consciente de sí misma pero que no tiene cerebro. Esto es algo que los científicos no pueden tragar.
Hemos tenido numerosas conversaciones con Su Santidad, el Dalai Lama sobre este punto y ambos estamos de acuerdo en que no sabemos bien qué decir.  
La ciencia, por un lado, no puede ni concebir esta idea. Pero para la tradición tibetana es inconcebible que no se tomen en cuenta las múltiples experiencias acumuladas, los testimonios, las observaciones y los informes de testigos.
Mi punto de vista es el siguiente: suspender el juicio. No digas que es falso, no digas que es cierto. No desatiendas las observaciones que hay al respecto pero tampoco digas: ah, la ciencia es estúpida. Vayamos con delicadeza. Dejemos esta pregunta suspendida en el aire. Una de las mayores dificultades que existen es tener la paciencia y la entereza de dejar una pregunta abierta sin buscar imediatamente una solución o una respuesta. Aunque no es fácil contemplar la pregunta, dejarla reposar, creo que esa es la vía a seguir. 

Francisco Varela, neurobiólogo, en Monte Grande: What is life (2004)

24/2/19

Cuerpo: lo que dejamos atrás.

Práctica de hoy.

Necesitamos un cuerpo para darnos cuenta. Para estabilizar la mente. Imaginate que difícil debe ser estabilizar la mente sin un cuerpo físico. Cuando estás sentada en meditación y la mente divaga ¿cuál es tu anclaje? La respiración, volvés siempre a la respiración. No importa cuan oscilante esté la mente. La respiración te da la pauta, el ritmo. Si te perdés, siempre está la respiración.
Hay quienes no pueden permanecer sentados respirando. Entonces buscan el movimiento consciente del cuerpo. Coordinar respiración y movimiento. Lo ideal sería una práctica de asanas. Entonces durante esa practica la mente se va asentando en el presente. Divaga menos. Es una tarea artesanal.
Por todo esto, obtener un cuerpo es primordial. Y si es un cuerpo humano, mejor aún.
Patanjali nos lo dice en sus sutras: vamos de lo más burdo a lo más sutil. Lo más burdo que tenemos es el cuerpo, la práctica de asanas. Lo más sutil, la respiración, la práctica de pranayama.
Pero al morir, desencarnamos. Dejamos atrás el cuerpo. La mente queda despojada de toda materia. Lo más auspicioso sería fundirse en la fuente primaria. Comprender que todo esto no era más que un sueño, el samsara de la vida y la muerte volviendo una y otra vez, atrapados en nuestros pequeños yoes. Pero no es para nada fácil ver esto. Una vez que la mente queda despojada del cuerpo, se confunde muy fácilmente. Se le hace muy dificil ver, establecerse... Entra en lo que los tibetanos llaman el bardo de la muerte. Es arrastrada por los fuerte vientos del karma. Y anhela profundamente obtener nuevamente un cuerpo para salir de ese torbellino que no puede controlar. Por eso vuelve a renacer, obtiene un nuevo cuerpo una y otra vez... hasta que despierta a su verdadera naturaleza.

20/2/19

Rigpa y no Rigpa

La base de la mente ordinaria se la podría comparar con una burbuja de vidrio transparente, con una finísima película elástica, un velo, una barrera casi invisible que oscurece la totalidad de nuestra mente; pero acaso el símil más apropiado que se me ocurre es el de una puerta de vidrio. Imagínate que estás sentado ante una puerta de vidrio que da al jardín, mirando a través de ella, contemplando el espacio. Parece que no haya nada entre tú y el cielo porque no puedes ver la superficie de vidrio. Incuso podrías darte un golpe en la cara si te levantaras y trataras de cruzarla sin darte cuenta de su presencia. Pero si la tocas verás de inmediato que hay algo que opone resistencia a tus dedos, algo que se interpone entre tú y el espacio de afuera.
Del mismo modo la base de la mente ordinaria nos impide penetrar en la naturaleza de nuestra mente (...).
Es la diferencia entre mirar al cielo desde el interior de una cúpula de cristal y mirarlo desde fuera, al aire libre. Tenemos que salir por completo del terreno de la mente ordinaria para descubrir y dejar entrar el aire fresco de Rigpa.


Sogyal Rimpoché, "El libro tibetano de la vida y de la muerte".

11/2/19

No hay tablas de salvación

Hace un par de años la amiga y colega Ram Krisham compartió un texto de mi libro "El Pensamiento Corporal"
"El cuerpo de la salud: las posturas huecas
"…- me preguntan: ¿Es bueno correr?, ¿Tengo que jugar al tenis? ¿Es necesario que aprenda wind surf? ¿No sería mejor caminar? ¿El taichí me calmara los nervios?
…Las técnicas corporales son instrumentos, no recetas mágicas para transformar aquello que ni siquiera hemos percibido…
-…Muchas tensiones que una persona tiene en las piernas tal vez se multipliquen con el corre, muchas ansiedades con el Taichi pueden tener una dura prueba, las corazas en el torso quizás se incrementen con el windsurf. Ninguna práctica da un certificado para la salud, para la longevidad. Todo depende de cómo se realicen. Las personas a veces se sumergen en estas actividades como tablas de salvación, como peleas contra la muerte, más que con actitudes conectadas con la vida. Y a veces, involuntariamente, atentan contra la vida misma."

Susana Kesselman