Volver a lo que dejé alguna vez trunco. Nunca abandoné el yoga pero sí dejé de ir al mágico estudio amarillo lleno de columpios y sogas. Pero hoy, luego de cuatro clases de puro yoga Iyengar me descubro enérgica y con el pecho abierto para lo que venga. Compramos una silla para hacer pincha y sirsa y otras maravillas que este método ofrece. B.K.S Iyengar fue mi primer maestro. Después fui pasando por otras clases, otros métodos, otros maestros. Pero no hubo ningún otro método que me abriera el sacro y me hiciera llorar de emoción.
Este año viene con mucha expansión. Aún no me decido hacia qué dirección debo poner mi energía.
Probando: uno, dos, tres.