1 de enero de 2009. Mi hermano y yo estamos de buen humor. A la una emprendemos la vuelta. Saludamos a todos y nos subimos arriba del auto. Damos algunas vueltas por Buenos Aires y luego de un rodeo vamos a buscar a Chizz al barrio de Saavedra. Desde allí, vamos rumbo a Olivos. En la puerta de mi casa nos está esperando Fátima.
La casa se abre y nos abraza.
Se encienden las luces. Se enciende la música con el piano de Chucho Valdez.
Llega Nico y con él llega la música con batería. Kusturica. El olor a albaca impregna la cocina. Limón, cachaça, azúcar y un brindis con daiquiris.
Allí estamos. Cinco personas. Festejando.
¿Qué festejamos?
Los miro y pienso: todos ustedes son libres. ¡Libres! ¡Y me están enseñando como es esto de ser libre!
La casa se abre. Nos protege en nuestros sueños febriles.
La charla se extiende hasta las seis y media de la mañana. Y las risas. Y Kusturica. Y los daiquiris. Y las ganas de estar.
Las ganas de estar son algo fundamental.
1 comentario:
Flor, fue una linda velada de año nuevo. Para mí, lo nuevo y lindo fue conocerte a vos.
Todos buscamos la libertad, y la vamos encontrando en cuotas.
Saludos, Fátima
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