viernes, 14 de agosto de 2009
Cada cual con su tornado
¡Venga el tornado, venga!
Aquí abajo hay casas, memoria.
Aquí abajo hay cofres, imperios.
Aquí abajo hay fuego.
¡Venga el tornado, venga!
Aquí abajo,
esperan...
esperan...
y.
Florencia Rossi, A cuerpo perdido
Aymeé Mann es hermosa por donde la mires.
Y es más bella e interesante escucharla en vivo.
Su guitarra es del mismo tamaño que sus caderas. Todo en ella es una gran caja de resonancia.
Por la tarde R. llamó diciendo que tenía entradas para ver a Aymeé Mann en el Gran Rex.
-¿Quieren venir?
De Aymeé Mann yo sólo conocía la banda sonora de la película Magnolia, película que por cierto me pareció buenísima.
-¿Tenés ganas de ir?- me preguntó N.
-Y dale. Vamos.
"Me gustan las chicas que componen sus propias canciones", me había dicho él en el verano. "Pero yo soy una intérprete", le respondí. "No, cariño, vos sos compositora, pero tenés una tara".
Hace seis meses que N. se ocupa de quitarme todas las taras. Todas y cada una de ellas. Por donde me mire N. sólo encuentra belleza. No hay forma de sentir nada malo en mí. N. me hace florecer desde el más mínimo detalle hasta el más abarcador.
-Vos tenés esas caderas, cariño. Y tu guitarra tampoco está nada mal.
Me río y estoy feliz. N. sabe por qué.
-¿Viste como con una guitarra y una voz lo pueden llenar todo?
-Es el rasguido, ¿no? Ese mismo rasguido.
-Pero ella también tiene un piano.
-Claro.
-Ajá.
Nos miramos cómplices.
Con N. todo es así. Nos miramos y ya sabemos.
Es un viaje inesperado. Increíble.
Un tornado que vuelve. No está nada mal.
Gracias Aymeé.
Gracias R, por invitarnos.
Allá vamos.
Los dejo con el Little tornado de Aymeé Mann...
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2 comentarios:
Flor, me encantó... Es hermoso verse atravez de los ojos del otro, y mas cuando el otro te ve bella.
Besos
Que disfruten el show.
Gracias Lara!
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