Estamos tirados en la cama haciendo fiaca mientras llueve y el día termina.
-¿Cuando sea vieja me vas a seguir queriendo?
-Nunca vas a ser vieja, mi amor.
-Alguna vez voy a envejecer.
-Y bueno, te voy a cambiar por una de dieciocho, como hace todo el mundo.
-¿Eh?
-¡Claro! Pero falta para eso, mi amor, como diez años.
Amago con una mano con hacerle cosquillas.
-¡Como veinte, faltan como veinte!
Empiezo a hacerles cosquillas.
-Basta, Florencia, ¡si me hacés cosquillas te cambio ahora!
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