lunes, 18 de noviembre de 2013
Cadena alimenticia
Salgo
al jardín, descalza, con un mate, dispuesta a disfrutar de la mañana
increíble del domingo. En el fondo, cerca del limonero veo un montículo
de plumas y algo rojo. Me voy acercando lentamente intuyendo ya lo
inevitable. Es un pájaro. O lo que queda de un pájaro: plumas, cabeza y
patas. El resto ha sido devorado. Las hormigas negras no pierden el
tiempo y ya están haciendo su trabajo de hormiga. Pronto no quedará
nada. Busco a la culpable de todo esto. La gata no está por ningún lado.
Luego recuerdo, sí, está durmiendo la mona en mi cama, extenuada,
seguramente haciendo la digestión.
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