A mis viejos les gustaban los Reyes Magos y nos inculcaron el temita del pastito y el agua para los camellos. Igual, lejos estábamos de tener un pesebre. Todos agnósticos, judíos y ateos. Jesús era un hombre extraordinario, un revolucionario que pregonaba el amor. Y Barrabás un revolucionario que pregonaba la lucha armada. Y los hombres prefirieron a Barrabás. Hay que ver las cosas que uno escucha de niño, eh.
Los regalos, de todos modos, sí se esperaban con mucha ansiedad. Nos encantaba armar el arbolito pero Papá Noel eran mis padres, mis tíos y mis abuelos. Y estaba bien que fuera así. Me daban pena algunas compañeritas mías del colegio que no sabían la verdad y se creían la historia del gordo de rojo y blanco bajando por una chimenea. Eran las mismas que tampoco sabían lo que era la menstruación y creían que los bebés los traía la cigüeña.
Además sabíamos que los regalos costaban dinero. Entonces el regalo de mamá y papá era un regalo caro y el regalo de mis abuelos era pequeñito y barato (porque no tenían mucha plata) pero había que agradecerlo igual. A veces nos disfrazábamos nosotros e inventábamos personajes. Y siempre, siempre se cantaba y había música pero nunca jamás hubo pirotecnia.
Hoy, sin embargo, la Navidad vuelve recargada con familia distinta. Eso es lo que pensaba ayer mientras masticaba un turrón de esos con maní y pasta dura, delicioso. En mi familia ya no se come turrón pero parece que acá sí, todas las especialidades de la comida navideña: turrón, mantecol, garrapiñada, pan dulce. En fin. La Navidad no morirá nunca.
1 comentario:
Me pasó lo mismo con el temita Papánuel, siempre supe que era mi mamá y nunca entendí mucho eso de "la mentira para no romperles la ilusión a los niños".
Me contaba una compañera de trabajo que el hijo de 7 años se enteró de que Papá Noel no existe, se re enojó con los padres y llorando les pregunto "por qué habían mentido tantos años con algo tan importante".
Navidad no significa mucho nada para mí, pero feliz año nuevo :)
Publicar un comentario