lunes, 27 de enero de 2014

Savasana

En casa, desde que hago yoga, a veces se dan estas situaciones.
Estoy en el cuarto de shiatsu haciendo mi práctica. Nico está en el playroom viendo una serie nueva que le encanta, descostillándose de risa. De pronto, lo escucho bajar por la escalera. Yo estoy haciendo sirsasana, mi paro de cabeza. No puedo verlo pero siento su presencia en el cuarto. Nico no dice nada, sabe que estoy haciendo yoga, no me interrumpe, sólo verifica que no me rompí la crisma y luego continúa su camino hacia la cocina, supongo para beber algo de la heladera.
Pasan unos veinte minutos y lo vuelvo a escuchar deambular por la casa. Ahora estoy haciendo vriksasana, la postura del árbol (equilibrio). Se detiene unos segundos en la puerta del cuarto y me mira. Tampoco dice nada y sigue su camino.
A la media hora, ya estoy en savasana (la postura del muerto), en plena relajación.
-¡Amor! ¿¿Estás bien??
-Mmmh...
-Flor, ¿estás bien?
-....
-¡Flor!
-Nico, estoy en savasana, no me molestes.
-¿En qué?
-¡Estoy haciendo la postura del muerto!
-Ah, qué susto ¡Te sale perfecto!


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