Ah, sí, qué bueno que esas maderas no se pudrieron. ¡Ya no se van a llover más! Era cuestión de que un día viniera un zinguero e hiciera un puente entre una boca y otra, destapara la mugre que había en un caño, limpiara de escombros una canaleta, reparara dos tejas rotas y remachara un sombrero de un baño.
Creo vencer las humedades y el sol calienta la pared.
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