Se nos dice que todos somos uno, que el mundo no es más que un sueño del alma soñando. Entonces ¿por qué hay tanta gente a la que le gusta separar? ¿Por qué hay tanta gente que se apega a sus rencores, pequeños rencores que les envenenan el alma, ese mismo alma que sueña y pugna por despertarse? Me lo pregunto... y me sonrío sabiendo que mis palabras también son un intento de separación.
En estos días pasan por mis manos muchos cuerpos. A veces pienso que todos esos cuerpos en realidad son una oportunidad para sanarme yo. En todos ellos veo la inmensa diversidad de la que está compuesto el mundo. El futón es mi pequeño campo de acción donde la energía se mueve a raudales. Nunca deja de moverse. Siempre una sesión de shiatsu es una transformación para ambos.
Porque no somos en soledad, somos con los otros. Una forma de ser lo infinito.
2 comentarios:
Seguía tu otro blog y este también, y recién me entero que sos la misma. Qué sabia tu madre, me llegó mucho el post de la conversación con ella. Te mando un beso grandote!
Irene! sí, mi madre es muy sabia. A veces la quiero matar pero bueno, si no no sería mi madre! Gracias por pasar, yo también te sigo leyendo en tu blog cuando escribís.
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