Abril fue un mes de romper patrones. Decir que sí a nuevas puertas, perder el miedo.
Abril no fue el mes más cruel. Hubo otros meses más crueles que ya pasaron y dejaron su huella en mi andar.
Lo bueno de estas huellas es que son la prueba de que camino. Y que si camino, hay camino para recorrer.
¿Cuándo la espalda se volvió más liviana? ¿Fue un acto, una palabra, un encuentro, un sueño, el cierre de algo, el comienzo de otra cosa, todo eso junto?
También es entender que estamos todos juntos en esto. Y que si no nos salvamos todos, no se salva ninguno.
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