(Fui caminando, no se preocupen. Intento no tomar ningún transporte público).
Una señora indignada le decía a otra señora indignada:
- ¿Y qué me decís de nuestro vecino? ¿Ese que vive en la calle Rosales? El que cagó a trompadas al guardia de seguridad.
-¡Viste que era rugbier! ¡Te das cuenta! ¡No quería cumplir con la cuarentena!
-¡Si hasta el propio presidente lo fue a buscar!
-Yo que él le pegaba un tiro. UN TIRO.
Hablan de la violencia de los rugbiers, hablan del infeliz que le rompió el tabique al guardia de seguridad y después dicen que le pegarían un tiro.
Dios mío, ¡si el lenguaje fuera también un arma!
Sólo que... lo es.
- ¿Y qué me decís de nuestro vecino? ¿Ese que vive en la calle Rosales? El que cagó a trompadas al guardia de seguridad.
-¡Viste que era rugbier! ¡Te das cuenta! ¡No quería cumplir con la cuarentena!
-¡Si hasta el propio presidente lo fue a buscar!
-Yo que él le pegaba un tiro. UN TIRO.
Hablan de la violencia de los rugbiers, hablan del infeliz que le rompió el tabique al guardia de seguridad y después dicen que le pegarían un tiro.
Dios mío, ¡si el lenguaje fuera también un arma!
Sólo que... lo es.
Lo es cuando se apodera de vos la misma violencia que la que tanto te indignó.
A ver si nos calmamos todos.
A ver si nos calmamos todos.
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