lunes, 28 de septiembre de 2020

Cuidar la infancia

Lolo (6) me llama por teléfono y bajando la voz, en tono de secreto me dice:

-¿Sabés lo que voy a hacer hoy?
-No, ¿qué vas a hacer?
En un susurro me dice:
-Me voy a dormir a lo de Elu.
-¿En serio?
-Sshhhhhh, sí, voy a romper la cuarentena.
Elu es la amiga del alma de Lolo, su gran compañera de juegos. Han llegado a formar una banda por zoom con otros compañeritos del jardín. Imagino esa banda desconectada, el zoom andando a los altibajos de la internet y estos pibes de cinco años intentando conectar de alguna forma. Lolo dice que cuando acabe todo esto la banda se va a juntar "en forma presencial" y van a sonar mejor.
También es cierto que los papás de Elu cuidaron de Lolo cuando mi hermano tuvo que llevar a mi cuñada al hospital. Viven cerca y eso ayuda mucho pero además también son muy buena gente.
Me parte el alma que mi sobrino de seis años sienta que ir a jugar con una amiguita es incurrir en una falta.
En estos tiempos, más que nunca: cuidar la infancia, no perder los vínculos, establecer un equilibrio entre lo sanitario y lo social.
Me pregunto cómo se sale de esto.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Ausencia de comunidad

ALERTA SPOILER.

Seguimos viendo "Mars".
En el futuro, luego de mucho esfuerzo, los primeros seres humanos logran su primer asentamiento bajo tierra para protegerse de la tremenda radiación que hay en Marte (la atmósfera del planeta rojo es muy delgada). Tienen la tecnología necesaria para abastecerse de electricidad, agua, oxígeno. Suficiente para un pequeño asentamiento pero no abundante. Desde la Tierra los poderosos quieren que el asentamiento prospere y crezca. Para ello se necesita más energía. Mandan a una gran científica, una mente brillante, la mejor experta, que va a triplicar la energía en el asentamiento de modo que permita que el invernadero crezca y se multiplique la comida. También envían al mejor botanista del mundo, un hombre obsesivo con sus plantas que sabe muchísimo de cultivos pero muy poco de empatía.
Sucede que Marte tiene durante meses unas tormentas de polvo que azotan a todo el planeta entero. No hay forma de predecir como se comportará la topografía. Marte se convierte en un infierno y sólo resta esperar. La gran científica, de mente brillante, experta en su tema, le dice a la comandante de la misión que ella fue a cumplir con una misión y que la deje hacer su trabajo. La comandante le explica que es muy riesgoso, que no conoce Marte como ellos que han estado viviendo allí alrededor de tres años. La científica brillante dice haber hecho miles de simulaciones en la Tierra y que todas salieron bien y que ella está ahí para duplicar la tecnología y duplicar la capacidad de energía. "Yo vine a hacer un trabajo y lo voy a hacer".
Imaginen qué sigue luego.
Llega la tormenta de polvo, arrasa con todo, se corta la luz eléctrica, se mueren las plantas del invernadero y los seres humanos entran en modo de supervivencia. La científica no se hace cargo de la cagada que se mandó, el mejor botánico del mundo entra en una especie de brote psicótico porque se le mueren sus plantitas (le importa un bledo lo que le suceda al resto de la comunidad que está ahí hace tres años), desde la Tierra creen que la misión fracasó y que es una enorme pérdida de ganancias continuar con el asentamiento.
Yo me acordé de Thich Nhat Hanh que dice: "a menudo pensamos en descubrir nuevas tecnologías, pero en ausencia de verdadera comunidad, la tecnología puede ser más destructiva que constructiva.".
La serie refleja a la perfección esto. Cada vez me gusta más.

martes, 15 de septiembre de 2020

Marte

Estamos mirando "Mars", una serie que está en Netflix. La serie tiene dos líneas argumentales que se van alternando y la hacen, a mi juicio, el doble de interesante. Por un lado está la historia de ficción que sucede en 2033 donde un grupo de astronautas "amartiza" en el planeta rojo y tienen que adaptarse para vivir allí. Por otro lado se nos revela información real sobre las investigaciones que se están llevando a cabo para que el viaje a Marte sea una realidad en un futuro no muy lejano.
La verdad es que me alucina todo lo que tiene que ver con el espacio, los astros, la vida en otros planetas, el misterio del universo.
Hace un tiempo vimos otra serie maravillosa que estaba en Netflix pero que la sacaron: "One strange rock". Una roca extraña.
La roca extraña, en realidad, somos nosotros. La Tierra es un planeta que está en lo que los científicos llaman "zona de habitabilidad", es decir, ni muy lejos ni muy cerca del sol: lo justo y necesario para que se encienda la vida. Vista desde afuera, la Tierra es una maravilla con un poder de equilibrio fantástico. Somos como somos porque vivimos en ella, estamos formados por ella. De hecho, uno de los grandes problemas que tienen los astronautas cuando van al espacio es que les cambia el cuerpo porque dejan de ser terrestres. Hay muchas cosas que damos por sentado cuando vivimos en la Tierra.
Ser terrestres es uno de los grande regalos que se nos ha dado.
La serie Mars me alucina por la capacidad que tienen los seres humanos de crear lo imposible. Pero me genera una enorme contradicción. ¿Por qué queremos ir a Marte, un planeta que es la muerte? ¿Por qué gastar tanta energía en crear una ciudad allá donde nada nos es propicio? ¿Por qué no direccionar toda esa maravilla tecnológica para dejar de reventar lo que de por sí nos es dado?
¿Por qué queremos ser marcianos pudiendo ser terrestres?



martes, 1 de septiembre de 2020

La vida en la era del zoom

 Eventualmente volveremos a salir. Lo que yo me pregunto es si cuando suceda la mirada habrá cambiado en algo. Acostumbrados a ver el mundo a través de cámaras me pregunto hasta qué punto la técnica habrá dominado nuestra visión del mundo. No es algo que no sucediera antes, claro que no. La técnica ha influido muchísimo en nuestro modo de ser en el mundo. Ha moldeado o, en el mejor de los casos, transformado, nuestra capacidad de expresión.

Todo esto de la técnica viene a cuento porque Nico me manda un plano secuencia de una peli grabada en 1964. "Soy Cuba" de Mijail Kalatozov. El plano secuencia dura como cinco minutos sin cortes, algo que para esa época era muy difícil de hacer. Hoy nos resulta bastante común porque los drones revolucionaron todo. 
Lo vemos juntos y me salen preguntas muy inocentes, como las que hace Lolo (6) cuando ve algo por primera vez y quiere saber cómo funciona: ¿cómo lo hizo? ¿Se subió a una grúa? ¿Se subió a un avión? ¿Había ascensores? Uf.
Bueno, no, lo hizo con cables y muchas personas que ayudaron deslizando la cámara. 
Esa experiencia colectiva en la técnica habla de la misma sociedad. Muchas personas deslizando la cámara a través de cables.