lunes, 16 de agosto de 2021

La imaginación al poder

En estos días donde circulan fotos que desprestigian una vez más al presidente volvemos sobre el tema de la verdad. De hecho, hay una obsesión con la verdad que pareciera ser inversamente proporcional a la cantidad de mentiras que consumimos día a día. Lo fake invade los espacios digitales que ya no sirven para compartir experiencias sino para resaltar una identidad, competir y ganar. Es un juego triste y peligroso. 

Leo en el librito de Bifo Berardi: "La obsesión con la verdad que es propia de la cultura puritana ha producido efectos ambiguos, a tal punto que tales revelaciones han jugado en beneficio de Trump y de Putin". 

Hay quienes se juegan el pellejo por decir la verdad y, de hecho, muchos de ellos terminan presos o muertos. Pero ¿cambia en algo que hayan dicho lo que dijeron? ¿Cambia en algo denunciar a viva voz en este este ruido caótico que proponen las plataformas digitales? La verdad por sí misma no sirve de mucho en el mundo de la infoesfera. Informarnos sobre los males del mundo no cambia nada y encima desalienta muchísimo. De hecho, cabe preguntarse ¿a quién le sirve la verdad, quién dispone de ella? 

Sigo leyendo a Bifo: "Por sí sólo, estar al tanto de la depredación y la violencia no ayuda a las personas a organizarse y a liberarse de las garras del poder. Y puede ser desalentador. No es la verdad sino la imaginación de líneas de escape lo que ayuda a las personas a vivir una vida autónoma y a rebelarse con éxito".

Muchos de mis amigues con mentes críticas que respeto y admiro, hoy en día, postean fotos de sus plantitas. Y no les culpo. 

Yo últimamente hago lo mismo.

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