miércoles, 23 de febrero de 2022

Muy lunar

Pienso en lo que fue este verano, pienso en un enero de fuego donde sólo se hablaba de Covid-19, Omicron, los casos subían exponencialmente y se cancelaban turnos médicos de control. Pienso en que yo era uno de esos "casos de control" que querían patear para marzo porque "el covid y los protocolos y las vacaciones". Pienso en que mi "caso de control" era un melanoma, ¡no podía esperar! Pienso en que por suerte fue un melanoma superficial, es decir, por suerte, no se había ramificado. Pienso en la secretaria del Fleming diciéndome por teléfono que ella no podía darme un sobreturno porque el Covid bla bla bla, que esperara a marzo o sino que llevara una biopsia. Pienso en que no encontraba cirujanos que me hicieran la biopsia. Pienso en el cirujano del Hospital Alemán que escuchó mi conversación con la secretaria y se apiadó de mi historia, me hizo pasar directamente y me dio un turno para sacarme el "lunar". 
Ayer finalmente pusimos un punto final a esta historia que comenzó el 6 de enero. El 11 de marzo me sacan los puntos. Abandono mis cuatro paredes que me han cobijado estos dos años de pandemia y me meto al mundo real. Si me enfermo de Covid ya me importa muy poco. Me salvé de un melanoma. Protocolos, cuidados, sobrecarga en el sistema, todo colapsado. Agradezco profundamente que hayan aparecido las personas que tenían que aparecer para que esto se resuelva en tiempo y forma.
Aprendí mucho este verano. Por ejemplo que hay cuidados extremos que te pueden matar. También que hay buena voluntad de muchas personas que se saltan el sistema. Y aprendí que yo también me tengo que callar a veces. La compasión no es sólo una palabra. Hay que practicarla. Y mucho.

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