lunes, 25 de julio de 2005
Oh
El teatro es viejo, vetusto.
No importa.
Allá vamos armados hasta los dientes con ropa de lana, medias, maquillaje y termos llenos con té de eucaliptus caliente. Una única estufa calienta el camarín que huele a lluvia de la noche pasada. Afuera llueve pero aquí abajo nada se escucha.
(no vale la pena hablar de las medias corridas, del dolor en los músculos fríos, del vértigo del frío subiendo por una escalera de metal).
En el tumulto del trajín los preparativos nos van transformando. Estamos semidesnudas. Mujeres personajes. No somos ni lo uno ni lo otro. Las caras se van conformando a medida que delineamos un ojo, aplicamos rubor a la parte alta de los pómulos, colocamos brillo en los labios y gel transparente en el pelo.
(también horquillas, muchas horquillas)
Al salir ya no queda nada de mí.
Oh.
viernes, 15 de julio de 2005
La reunión
Hacía casi un año que no pisaba esas escaleras impregnadas de papeles y humo de cigarrillo. Meses que no visitaba las librerías aledañas empapeladas de libros formidables. Meses que no subrayaba un libro fotocopiado con resaltador. Meses que no tomaba café con leche en Vivace. Meses.
Frente a una mesa rectangular pintada de blanco apoyamos nuestros bártulos. Y comienza la función. Sólo que aquí no hay maquillaje ni luces. No hay vestuario salvo los lentes de marco negro y las polleras negras con medias oscuras, obligado atuendo femenino.
En un rincón la vi ataviada con una pollera multicolor larga y el pelo cayendo como lluvia sobre sus ojos castaños.
Le vi el miedo. Un miedo antiguo.
Yo le sonreí marcando una palabra en rojo. Y me la llevé a casa de la mano.
Frente a una mesa rectangular pintada de blanco apoyamos nuestros bártulos. Y comienza la función. Sólo que aquí no hay maquillaje ni luces. No hay vestuario salvo los lentes de marco negro y las polleras negras con medias oscuras, obligado atuendo femenino.
En un rincón la vi ataviada con una pollera multicolor larga y el pelo cayendo como lluvia sobre sus ojos castaños.
Le vi el miedo. Un miedo antiguo.
Yo le sonreí marcando una palabra en rojo. Y me la llevé a casa de la mano.
miércoles, 6 de julio de 2005
Pulsar
Pulsar la cuerda. Así, despacito. Mis cuerdas aflojan y estiran una infinidad de caminos. Desde marzo hasta aquí cuenta su historia de vidalas y llantos.
De carnavales y mantos.
Esta cuerda hoy me pide siesta y arrullo. Pero yo la preciso fuerte y afinada. Combativa.
No puedes dormir, le digo suavecito.
No puedes dormir.
domingo, 3 de julio de 2005
Estrenados
viernes, 1 de julio de 2005
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