lunes, 6 de abril de 2009

La gran familia

-Nuestra generación está anestesiada- afirma Damián.
Es viernes a la noche y estamos en una parrilla en el corazón del barrio de Palermo. Acabamos de salir de un encuentro de poetas de los años '70. El encuentro ha sido grato y muy vivificante. ¿La razón? El flamante libro de Diana Bellessi, Tener lo que se tiene, publicado por Adriana Hidalgo Editora. Un libro que reúne todos sus poemas, un arduo trabajo de años con la palabra.
Da gusto leer a poetas así.
Le pregunto por qué.
Se explaya.
Habla con vehemencia. Me gusta la gente cuando habla así. Del otro lado de la mesa, sonrientes y a punto de comerse una porción de papafrita están Píscica y Errecita. El vino les enciende los ojos. Pienso en los ojos encendidos de Diana Bellesi leyendo sus poemas con su voz maravillosa. Hay voces que son de otro siglo. Cada cual con su voz propia. Diana Bellessi es propietaria de una voz extraordinaria. Y por esa voz desfilan jardines, países, viajes. Respiro la América de Diana en esa voz. Y el canto de otros en su palabra.
Al lado mío, en esta experiencia, están mis dos compañeras de la poesía, con la incertidumbre propia del que ha caminado poco todavía. La luz de varias velas encendidas como cirios contrasta con el saloncito del Club Estrella de Maldonado.
-Ahí iba yo a jugar al basquet- me dijo mi padre cuando le conté.
-Ahí se presenta hoy un libro de poesía- le dije yo.
Las copas de vino corren de boca en boca. Es un buen vino. Blanco y tinto. También hay cigarrillos y mucha gente que se acerca a Diana para saludarla. La poeta está hoy en su apogeo. Es bueno que a uno le reconozcan un trabajo. La labor de muchos años, cierta coherencia. Está bien. Se siente bien que el mundo permita aún estas cosas.
-Hay varias familias en la poesía argentina- dice Damián.
Le pregunto cualés son esas familias.
-Bellessi, Irene Gruss, Mujica.
Clanes.
La noche prosigue. Ahora masticamos la carne. Masticamos las palabras. La conversación. De pronto, la poesía parece posible. Y no nos sentimos tan solos.
Es bueno dejar de sentirse solo.

1 comentario:

Anabella dijo...

ser urbano, ser escribiente, ser flor.. ¿y ser vagabundo para cuándo?