viernes, 3 de abril de 2009

Telecom llegó

El otro día hablábamos con mi padre sobre ciertos errores del sistema que son necesarios para que el sistema resista. ¿Qué haríamos nosotros, pobres mortales, sin estos errores? Yo, por lo pronto, seguramente seguiría sin teléfono. Llamar al 114 ya no era una opción. Ir a la sede de la calle Urquiza para que vengan a mi casa y me conecten otra vez del cable, tampoco. El miércoles vino un hombre a corroborar que el teléfono estaba efectivamente roto y se fue dejándolo tan roto como estaba diciendo que iban a mandar a una cuadrilla.
La cuadrilla no llegó nunca. Lo que llegó fue un camioncito de telecom para mi vecina Lina. Y Lina vino y me tocó timbre: "Hay un hombre de telecom, por qué no le preguntás si no te puede conectar a vos también el cable". Claro, el hombre no tenía mi dirección, no tenía mi reclamo, no tenía la orden de arreglar mi teléfono. Pero por suerte el hombre no era un disquito repetido ni uno de esos operarios de telecom que repiten hasta el cansancio el discurso de la empresa sino un ser humano con uso de razón y con ganas de solucionar un problema. Él mismo llamó a telecom para decir que él se hacía cargo de arreglar mi teléfono.
Errores del sistema.
Pequeños delices.
Lo cierto es que una firma aquí y otra allá y a ver, me subo a la medianera, y te cambio el cable por otro. Una puteada para la arquitecta que nos cortó el cable del teléfono así sin más y otra para telecom que nos dejó sin teléfono por diez días. Pero este señor es como papá noel y a papá noel se lo trata bien. Lina le ofrece café de la cafetera italiana y a mí me invita a pasar a su casa mientras le arreglan el teléfono. Una vez que el teléfono suena nos emocionamos tanto que el hombre de telecom acepta el cafecito de Lina. Vamos, que falta el tuyo, me dice. Y ahí vamos, con un banquito de la cocina porque mi cable está muy alto y ¿por donde está la boca maestra? Tengo que llamar a un compañero, me dice. Y viene otro camioncito de telecom. A falta de uno ¡ahora tenemos dos! Me siento halagada. Veo como el hombre desatornilla la boca del teléfono y empieza a tirar de un cable. Se gritan cosas desde las ventanas mientras Lina me cuida la puerta reja. La gente pasa por la cuadra y la saluda a Lina.

Cuando el hombre de telecom se va no sé bien a quién llamar. ¿Y ahora? El mundo entero abarcado en número y más números de personas.

Listados.
Sistemas.
Errores.
Personas.

Mejor hoy me voy a andar en bicicleta.

3 comentarios:

Anabella dijo...

...pobre línea de teléfono... tanto reclamarle su presencia, y ahora nadie sabe como llenar de sentido su llegada... resuelvo enseguida ;)

Idealista Irredimible dijo...

Qué genia tu vecina Lina! Es para levantarle un monumento... no, mejor no, que los monumentos son cosa de militares. Es para sacarse el sombrero y hacerle una reverencia.

Flor dijo...

Ana! Sos una dulce total! Me llamaste!!! Le diste TODO el sentido.

Fati: Lina es lo más. De verdad.