Es sábado al mediodía.
Nico pela cebollas. Vamos a hacer ravioles de calabaza con salsa de hongos.
La casa está desordenada y la cocina, humeante. Todo es un enorme patas para arriba pero hay un ramo de flores en un rincón de la cocina. En el centro hay una rosa de color té. Días atrás le había quitado el potus al florero. Nunca tengo floreros en casa (nunca tengo flores en casa). En el jardín, sí. Del potus colgaba una maraña de raíces traslúcidas. Las enterré en tierra. Todo allí está en su lugar. La raíz en la tierra, lo verde en el aire. Así debe ser.
Nico es quien trajo el ramo de flores. Es bellísimo. La rosa color té ya se está abriendo. Es de las que se abren.
No como otras rosas que quedan como pimpollos truncos.
2 comentarios:
Que bueno tener abrazos cercanos en momentos de tristeza!
Un abrazo lejano-cercano, Flor
Gracias Vero! Se sintió el abrazo!
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