jueves, 6 de septiembre de 2012

Gris (Laura, te estoy haciendo caso)

Gris es un gato "salvaje" (si es que existe este término). Gris no es amigable con humanos, les escapa porque les teme y aún así se aventura en una casa para apreciar a la belleza en cuestión: Marilyn.
Ayer por la madrugada tuvimos una visita suya que nos dejó pensando qué vamos a hacer de ahora en más si queremos conciliar el sueño sin interrupciones de mininos.
Eran las cuatro de la madrugada, Marilyn dormía a nuestros pies cuando escucho un maullidito distinto a todo lo que venimos escuchando últimamente. Era Gris.
Como Gris es de un gris color humo muy oscuro lo único que lo delata en la oscuridad son sus dos ojitos amarillos. Y eso fue lo que vi asomándose por la puerta de nuestro dormitorio: dos ojitos amarillos que buscaban a Marilyn y la gata que ya se había avivado lo estaba olfateando entre tensa y nerviosa.
Gris, ni lento ni perezozo entró al cuarto pero apenas me vio levantada salió disparando escaleras abajo. Dejé a Marilyn en el cuarto y lo seguí abajo para indicarle la puerta de salida. Pero cuando bajé el gato ya se había ido. Cerré la puerta y ya me disponía a subir cuando sentí que algo no estaba del todo bien. ¿Y si el gato se hubiera escondido? Busqué con la mirada y de pronto vi un bulto negro - muy quieto- debajo del piano de Nico. Podía haberlo confundido con un bolso pero no, era Gris agazapado esperando su momento para colarse nuevamente.
Cuando el gato se dio cuenta de que había sido descubierto salió disparado hacia la puerta pero la misma, para su desdicha, estaba cerrada. Se desesperó. Subió corriendo las escaleras en un zumbido y yo lo seguí tratando de que no se metiera en el cuarto otra vez. Mientras tanto Nico, que no entendía nada y se había despertado, me gritaba desde el cuarto "¿Qué pasa, qué hacés?". Y yo, "¿dónde está el gato? ¿Dónde se metió el gato?" "¿Qué gato, Flor? ¡Marilyn está acá!". "¡El otro gato!" "¿Otro más?".
Bueno.
Subí al playroom y lo vi a Gris agazapado debajo del futón aterrado ante la perspectiva futura. Me acerqué para que saliera de ahí. "Vení, Gris, no pasa nada, sólo quiera que te vayas". Y el gato: meaooooow, meaaoooww. "Salí de ahí, ya te abrí la puerta".
Nunca vi a un gato con tanto miedo de mí.
Salió huyendo escaleras abajo y esta vez sí salió por la puerta del jardín. Lo vi saltar la medianera con la velocidad que sólo el miedo nos da.
Cerré la puerta con la sensación de que por un tiempito este gato no vuelve.

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