La Pedre es nuestro lugar en el mundo para descansar. Cuando el mundo se hace muy pesado y el trabajo muy agobiante, la Pedre es nuestra mejor opción. Allí descansamos como si estuviésemos en casa sólo que no hay teléfonos ni internet, hay un mar espumoso y con olas, un bosque de eucaliptus, comida rica y tiene a La Paloma cerca.
También ayuda que la gente allí sonríe fácil.
No importa si llueve o sale el sol. La Posada del Barco es genial. Siempre que vamos nos dan la misma habitación que da al jardincito. "Como si estuvieras en tu casa", te dice el posadero apenas llegás.
El clima fue inestable pero no nos importó. Hubo sol, lluvia, viento, aguas vivas, cangrejos, algas, arte, ropa linda, delicias del mar, mucha caminata descalzos y mucho amor. Leímos como diez libros cada uno pero ya me los olvidé. Así de bien nos relajamos.
Volvimos y en Buenos Aires comenzó el otoño.
Amo el otoño. Amo el verano sólo cuando estoy de vacaciones y cerca del agua.
El otoño me dan ganas de trabajar, seguir estudiando, seguir avanzando.
Se viene un año muy interesante en proyectos.
Pero por sobre todo, se viene un año de sonrisa fácil.
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