Al son de Royksopp, regalo de mi amiga Mazz y con las palabras del libro de Irene Chikiar Bauer aún resonando en mi cerebro escribo mis pasajes de la mañana.
El problema de esta época, me parece a mí, es que tenemos el delete demasiado a mano. Deberían hacer unos teclados donde deletear las frases se nos haga un poco más difícil. Tal vez así habría menos textos políticamente correctos y más textos lanzados a la intemperie.
Mazz, gracias por Royksopp y su so easy song.
Lo cierto es que la mañana es un momento bello e inexplicable. La tarde es más roja, quizás. Algo se pierde, es sutil el cambio pero es notorio. El ímpetu de la mañana a veces me emociona tanto que no siempre logro trabajar. La tarde borra el dorado de la luz solar. Tal vez sea una cuestión de ubicación, de cómo estoy ubicada respecto al sol. Quizás.
Sparks. Ahora ya no hay dudas. Este disco crece y decrece. A veces Mazz, no te enojes pero me pasás música que me deprime un poco. Pero este cd es uno de mis favoritos para caminar por la ciudad. Y hoy lo puse para escribir algo que tal vez algún día te muestre.
Ando necesitando un jean nuevo y un par de buenos zapatos para zapatear el cemento de las calles. No hay dudas de que el cemento tapa todo. (Las espaldas de cemento no son buenas para la salud. Tampoco las que parecen rellenas de estopa. Fíjense).
La mañana declina y el mate ya se enfrió.
1 comentario:
Bellísimo post y bellísimas son las mañanas. Y conste que no me enoja que, a veces, la música que te paso te deprima un poco. La música es movimiento, y hay que ir probando y explorando todas las posibilidades.
Gracias por compartir tu mañana conmigo! Abrazo!
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