Sueño que lavo un montículo de pequeños arbolitos en la pileta de la cocina. Algunos están secos, no pueden salvarse. Otros, en cambio, reviven con el contacto del agua. Separo los que están secos. Corroboro que realmente están muertos doblando sus ramitas. Si se parten, es que definitivamente no hay savia. Si se doblan, aún queda esperanza. Tomo uno, lo doblo y de pronto las ramitas se trasforman en dedos. Los arbolitos son manos. Manos en la pileta de mi cocina. Esperando salvarse.
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