Hay cosas de las que no me arrepiento para nada. Lo haría de nuevo de ser necesario.
Pero quizás es mejor descansar.
Me siento completa en mí misma. Imperfecta y completa.
Y, sin embargo, el espacio.
Es momento de hacer espacios que signifiquen. Que no sean vanos.
Que no sean en vano.
Hay cosas que ya no tendré. Por ejemplo,
no seré
una madre a los 28 años
como alguna vez me soñé.
(Pero ya no importa.)
Hoy tengo 38 años que me hicieron ser la persona que soy.
Tampoco tendré hijos
como alguna vez me imaginé.
(¿De verdad me imaginé eso?
¿Cuánto había de deseo,
cuánto de fantasía?).
Yo puedo llorar a mis antepasados tranquila.
Puedo honrarlos. En eso estamos mano a mano
la vida y yo.
Y también puedo mirar hacia el futuro.
Además, estoy sana.
Mis células son un torrente de amor y luz.
Algo hay que hacer con toda esta salud.
Manos a la obra.
Mi cuerpo se la bancó tanto.
Gracias, genio, gracias, gracias. Cómo te voy a mimar ahora.
Es hora de darnos un respiro. Vos y yo.
Hora de ser feliz.
Y de que "la hora de los intentos" sea otra.
2 comentarios:
hermoso texto...
respire tranquila y disfrute.
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