Al aumentar la conciencia de las sensaciones físicas, cuerpo y mente comienzan a comunicarse. Un masaje en los pies o una charla sincera desencadenan relajación y liberan bloqueos de energía que se formaron hace mucho tiempo atrás. Al disolverse el exceso de tensión, suben a la superficie recuerdos y sentimientos reprimidos que nunca fueron totalmente reconocidos.
Ser capaces de abrir el corazón y de expresar lo que tenemos en la mente fomenta este tipo de relajación genuina, ya sea que ocurra en una psicoterapia o con algún amigo íntimo. El contenido de las historias que surgen en esos momentos no tiene demasiada importancia; en algún momento podemos incluso querer revisarlos o anularlos.
Pero primero hay que expresarlos, aunque sólo sea ante nosotros mismos, para así liberar la energía que viene con ellos. La relajación ocurre cuando la energía comienza a fluir nuevamente. Si avanzamos un paso más y entramos en el flujo del sentir, pueden ocurrir profundas transformaciones.
Vivir sin arrepentimiento, Arnaud Maitland
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