Amo este Jacarandá. Al año y medio de plantarlo su tronco se rajó. Me
dijeron que iba a tener que ponerle unos clavos o mejor cortarle una de
las ramas. Yo dije que no. Fede en cambio me dijo que capaz sanaba solo,
que esas rajaduras con el tiempo se curaban. Que capaz poniéndole un
poco de tierra en la rajadura. Me dijo que lo peor que podía pasar era
que se terminara de partir al medio. Pero no se partió. Durante años la
mitad del jacarandá florecía y la otra no. Se turnaban para florecer. Se
ve que no le daba para florecer completo. Fue creciendo. El árbol fue
curando la rajadura. Un día sólo quedó la cicatriz. Tiene un tronco
gordo y hermoso. Y este año floreció completo.
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