sábado, 2 de diciembre de 2017

Sobre la muerte

Por Alicia Hamm

La muerte no existe...(risas). Lo que existe es la vida eterna. Nosotros somos inmortales, somos dioses que habitan un animalito. Entonces mi cuerpo animal es un vestido. Y como todo vestido cambia con el tiempo, se gasta... un poquito.
Llegará el día en que haremos como los elefantes... pasaremos por una puerta de luz y dejaremos caer el vestido. A eso la gente le llama un cementerio de elefantes. Pero no es un cementerio de elefantes, es un portal, los elefantes lo ven. El elefante cuando se da cuenta de que le ha llegado su hora ve esa puerta de luz, va allí y cuando pasa deja caer su vestido material. Por eso es que ahí quedan amontonados los huesos. Es otra forma de explicar las cosas.
La explicación tiene mucha magia. Entonces depende de cómo te lo expliques recibes fuerza de la explicación o te amargas. Entonces ¿cómo te explico la muerte?

Imagínate lo que pasa por la noche. Tú te acuestas en la cama, cierras los ojos, tu cuerpo animal está cansado, necesita relajarse, dormir. El cuerpo duerme pero tú no. El cuerpo astral se levanta de este cuerpo cuando él ya está bien dormidito y se va por ahí de aventura. Entonces tú sueñas, visitas gente, te confrontas con tus miedos, y, gracias a Dios, te confrontas allí con tus miedos y no aquí. Pasas por tus aventuras, te confrontas con personas, discusiones o problemas que no resolviste en el día a día... o también te encuentras con seres que ya se marcharon, las almas de tus familiares fallecidos... o recibes enseñanzas. Es todo un mundo, toda una dimensión la del sueño. Y en esa parte de la vida el cuerpo no participa. Durante ocho horas del día nosotros tenemos una vida en otra dimensión donde el cuerpo no participa. Eso es un regalo de la Madre Tierra para que nosotros practiquemos vivir sin cuerpo.

Nosotros trabajamos mucho con el sueño, tenemos toda una escuela del sueño en la que tenemos tareas que realizar para aprender a soñar de una forma más consciente, más lúcida y también para recordarlos durante la mañana y poder trabajar con ellos en el día. Tratamos de llevar los problemas de esta realidad material a la realidad onírica para solucionarlos allí y luego traer soluciones de vuelta a nuestra realidad material.
Esto sería ideal si pudiéramos hacerlo también cuando nos vamos. Si morimos, sería ideal poder llevar esta realidad de aquí al otro lado, encontrar soluciones allí y luego reencarnar trayendo aquellas soluciones para ayudar a la realidad de aquí.

Un chamán tiene que haber pasado por la experiencia de la muerte. Un chamán tiene que haber muerto, haberse ido para el otro lado y traer noticias, mensajes, haber sido testigo de que la otra realidad existe. Y venir y contarnos lo que hay más allá de esta realidad, luego de la vida física. Esa es la razón por la cual cuando nosotros hablamos de la muerte no le tememos. No le tememos porque la conocemos. Yo entiendo que la gente que no ha pasado por la muerte tenga que creer de una manera ciega. Pero yo no tengo que creer de una manera ciega, no tengo que creer nada. Yo sé. Entonces a mí no me atemoriza la muerte. Me atemoriza tener que morirme ahora porque no tengo ganas de morirme ahora. Si me dijeran que tengo que irme ahora... yo lo llamaría al hermano Muerte que es un Ángel de luz, es un ser precioso (no es ningún ser negro con una calavera, es un ser que te abre una puerta... que te ayuda) y le diría: mira, te sientas un ratito ahí que aún yo no estoy lista. Yo creo que se puede hablar con la Muerte y que la Muerte no viene porque sí. La muerte viene porque el alma, el gran Espíritu o Dios o los Consejeros del alma, deciden que ya está bien y que mejor se van ahora.

No hay comentarios.: