La base de la mente ordinaria se la podría comparar con una burbuja
de vidrio transparente, con una finísima película elástica, un velo, una
barrera casi invisible que oscurece la totalidad de nuestra mente; pero
acaso el símil más apropiado que se me ocurre es el de una puerta de
vidrio. Imagínate que estás sentado ante una puerta de vidrio que da al
jardín, mirando a través de ella, contemplando el espacio. Parece que no
haya nada entre tú y el cielo porque no puedes ver la
superficie de vidrio. Incuso podrías darte un golpe en la cara si te
levantaras y trataras de cruzarla sin darte cuenta de su presencia. Pero
si la tocas verás de inmediato que hay algo que opone resistencia a tus
dedos, algo que se interpone entre tú y el espacio de afuera.
Del mismo modo la base de la mente ordinaria nos impide penetrar en la naturaleza de nuestra mente (...).
Es la diferencia entre mirar al cielo desde el interior de una cúpula
de cristal y mirarlo desde fuera, al aire libre. Tenemos que salir por
completo del terreno de la mente ordinaria para descubrir y dejar
entrar el aire fresco de Rigpa.
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