Leo a Patti Smith y me entran unos enormes deseos de tomar café negro muy caliente. A la derecha tengo el mate recién hecho. No es lo mismo pero va a servir.
Desde que leo a Patti Smith tengo sueños iridiscentes que no logro descifrar bien. Me despierto varias veces en la noche sintiendo la mirada de los muertos. La gata aprovecha para cambiar de lugar y su larga cola me estremece la piel.
Nunca me interesaron mucho los viajes pero cuando leo a Patti Smith siento que viajar cobra sentido, que su mirada me transporta más allá de lo mundano, que en realidad sus viajes son la excusa perfecta para celebrar la amistad y la soledad, el amparo de las habitaciones de hotel, el desarraigo de las calles desconocidas, la luz que cae diferente en las páginas de los libros, el gusto amargo del café.
Leo sus palabras y me entran unas ganas de escribir en cuadernos desprolijos, con letra pequeña y entrecruzada, quiero dibujar diagramas, hacer listas, sacar fotos, tocar la guitarra, amar mucho, desear el bien.
2 comentarios:
Pati Smith es admirable.
Saludos.
Lo es! Y yo la descubrí un poco tarde gracias a una amiga que me invitó a su último recital aquí en Buenos Aires, en noviembre del año pasado.
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