sábado, 20 de marzo de 2021

Bueno para mi TOC

Ayer, al volver de dar mi clase de yoga tuve inconvenientes con el estacionamiento en la puerta de casa. Lomo de burro mediante no me di cuenta y dejé la rueda de atrás arriba del cordón. Bueno, es que no hay cordón, hay un garage. Y como el lomo de burro está a la misma altura que el bordecito del garage es imposible darse cuenta de que te subiste a la vereda. Tenés que adivinar. Desde arriba del auto todo parece haber quedado perfectamente derecho. Pero cuando te bajás y lo ves te das cuenta de que no es así. Es rarísima la sensación.
El lomo de burro de alguna manera me enseña que lo derecho, en este caso, sucede cuando está torcido. Para mi, que tengo esta tendencia a enderezar, alinear y ordenar, este acontecimiento ubicado exactamente en la puerta de mi casa es un quebradero de cabeza. Resulta que las maniobras que aprendí no funcionan en esta peculiar geografía.
De todos modos, para mi TOC es todo un avance dejar estacionado el auto con la rueda de atrás subida al cordón. 

Hoy tocó ir con el auto a Ugarte, una calle de olivos que sería como un centro comercial. Teníamos que hacer algunas compras y de paso practicaba estacionar en una zona céntrica. Pero claro, hoy llueve copiosamente. Nico me explica el uso del limpiaparabrisas, las distintas velocidades, todo divino. Pero hete aquí que al limpiar el vidrio el limpiaparabrisas deja tres surcos que hacen que mi visión se vea partida en tres partes. No es que no vea nada. Veo. Pero veo partido. Siento que mi cerebro intenta encajar las partes y que mi cuerpo grita por dentro: ¡sáquenme de acá!
Cuando llegamos a destino encuentro rápidamente un lugar para estacionar. ¡Un milagro! Creo que del susto estaciono perfecto, sin sobresaltos dejando el auto derechito y con espacio entre las ruedas y el cordón. Casi que está para sacarle una foto.

O sea, una de cal y una de arena.

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