Ayer estaba enojada. Me daba cuenta, perfectamente cuenta de que estaba enojada. Y sin embargo, no había caso. Dejé que el enojo me embargara, me arrugara la frente, el entrecejo, dejé que me cerrara los puños, las mandíbulas. Chas, chas, chas. Un chasquido y la paloma quedaba atrapada entre mis dientes. Ayer era un sabueso buscando mi presa.
Qué maravilla cuando se disuelve el enojo. Qué maravilla. Me acuerdo de esa vez que Emiliano nos contó los cinco principios del reiki. ¡Tantos años de eso! Sólo por hoy. Sólo por hoy no estés enojado. Sólo por hoy no te preocupes. Sólo por hoy honrá a tus maestros, a tus padres, a tus ancianos. Sólo por hoy ganate la vida honestamente. Sólo por hoy, respetá la vida de todos los seres vivientes. Puf.
Qué maravilla el hoy. Qué maravilla.
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