Nadie puede culpar al otro de no haber podido realizar sus propios deseos. Nadie. Pero hay algo que no entiendo muy bien en todo esto. Lo del deseo, por ejemplo. Yo deseaba cosas que ya no deseo más. Yo era otra. Otra. ¿Quién era Flor? Nunca fui su Flor. Pero él sí fue mío. Había una idea de pertenencia que jamás volveré a tener con nadie. Jamás. La posesión es algo tremendo y delicioso. Términos que se contradicen, lo sé. Todo esto es mucho más fácil si lo explico a partir del shiatsu. Pero aquí el shiatsu no tiene validez. Palabras. ¿En qué estás pensando? No sé. Yo no siempre quiero la vía más fácil. Tanto tiempo a su lado -11 años, ¡fueron 11 años!- para que una voz de atrás diga: es por tu neurosis.
-¿Perdón?, ¿no era amor?
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