jueves, 30 de agosto de 2012
...
Yo de gatos no entendía nada. Después llegó Marilyn y entendí menos. Ahora se aparece Joe a la madrugada con un maullidito raro. No es un maullido de cachondeo, no. Es un gemidito como si algún desalmado le hubiera roto las cuerdas vocales. Joe me da pena porque es bueno y hermoso pero Marilyn lo detesta. Marilyn es una gata bella y brava y tiene sangre felina por donde la mires. Su libertad está primero, antes que el amor. Joe, en cambio, es un gato que se deja amar. No es nervioso como Marilyn sino todo lo contrario: es bien bonachón. Consiente en que Marilyn le de algún que otro zarpazo y lo sisee. A él no le importa. Persiste en su deseo y se deja mimar. Yo lo agarro y me da ternura porque es enorme y bueno. No es un gato gordo y fofito sino un gato de contextura firme, parece temerario pero es más bueno que el pan. Y así estamos con estos gatos. Sin entender de dónde vienen ni hacia dónde van.
miércoles, 29 de agosto de 2012
Los años (Virginia Woolf)
Me van a apalear, anotó el 2 de marzo de 1937 en su diario íntimo Virginia Woolf. Acababa de publicar Los años
tras un arduo proceso de composición en el que las dudas,
las revisiones y la reescritura de sus capítulos fueron el escenario de construcción de dicha novela.
No en vano hacía esta anotación Virginia. Los años, para cierta crítica snob, fue considerado como un paso hacia atrás en su devenir literario. Y, sin embargo, lo que no notó esta crítica, a mi humilde parecer, fue que este paso hacia atrás probablemente fuera un paso hacia otra dirección. El 10 de marzo de ese mismo año, el suplemento literario del Times celebró la aparición de Los años con una reseña muy favorable.
Probablemente esta última novela de la Woolf sea la más convencional de todas sus novelas. Fue la que tuvo más éxito ya que fue muy leída en Inglaterra y casi un bestseller en Estados Unidos al momento de su publicación. Lo que la crítica notaba con cierto desdén es que Los Años nada tiene que ver con la Virginia Woolf que funda su técnica más compleja en novelas como La señora Dalloway, Al faro o Las olas. Pero lo que no notó esta crítica es que el rasgo primordial que acompaña a Los años es la presencia inconfundible del mundo virginiano. No hay que confundir sencillez con vulgaridad. Al final de su carrera literaria, Virginia Woolf ya tenía la suficiente madurez técnica como para reformular su mundo novelístico en moldes clásicos sin perder su brillantez ni su potencia.
Los años narra el final de una época y el comienzo de otra en un Londres extremadamente burgués. Es una novela de primaveras luminosas y nieves invernales en una equilibrada evocación de tiempos y ambientes, de vida familiar y clubes selectos, marco y el contrapunto de los personajes que marcan la historia de la familia Pargiter durante los cincuenta años cruciales que alteraron la historia europea, las relaciones sociales, el papel de la mujer o la visión del mundo.
Imposible apalearte, Virginia Woolf. Sólo disfrutarte.
No en vano hacía esta anotación Virginia. Los años, para cierta crítica snob, fue considerado como un paso hacia atrás en su devenir literario. Y, sin embargo, lo que no notó esta crítica, a mi humilde parecer, fue que este paso hacia atrás probablemente fuera un paso hacia otra dirección. El 10 de marzo de ese mismo año, el suplemento literario del Times celebró la aparición de Los años con una reseña muy favorable.
Probablemente esta última novela de la Woolf sea la más convencional de todas sus novelas. Fue la que tuvo más éxito ya que fue muy leída en Inglaterra y casi un bestseller en Estados Unidos al momento de su publicación. Lo que la crítica notaba con cierto desdén es que Los Años nada tiene que ver con la Virginia Woolf que funda su técnica más compleja en novelas como La señora Dalloway, Al faro o Las olas. Pero lo que no notó esta crítica es que el rasgo primordial que acompaña a Los años es la presencia inconfundible del mundo virginiano. No hay que confundir sencillez con vulgaridad. Al final de su carrera literaria, Virginia Woolf ya tenía la suficiente madurez técnica como para reformular su mundo novelístico en moldes clásicos sin perder su brillantez ni su potencia.
Los años narra el final de una época y el comienzo de otra en un Londres extremadamente burgués. Es una novela de primaveras luminosas y nieves invernales en una equilibrada evocación de tiempos y ambientes, de vida familiar y clubes selectos, marco y el contrapunto de los personajes que marcan la historia de la familia Pargiter durante los cincuenta años cruciales que alteraron la historia europea, las relaciones sociales, el papel de la mujer o la visión del mundo.
Imposible apalearte, Virginia Woolf. Sólo disfrutarte.
domingo, 26 de agosto de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
El libro rojo de Jung
Ayer, mi señor padre tocó el timbre de la puerta de mi casa para traerme
un regalo. "Creo que te va a gustar", me dijo. Cuando abrí el paquete
me encontré con nada más y nada menos que EL LIBRO ROJO de Jung.
En 1913 Jung enfrentó sus demonios como en un largo viaje y volcó su experiencia en un libro que sería la fuente creativa de toda su obra. Este viaje tomó la forma de un mítico libro rojo de cuero en el que Jung escribía todas las tardes e ilustraba sus sueños y las imágenes de su subconsciente. Una obra salvaje de alquimia, que Jung comparara con un experimento de mescalina, una ventana energética.
Este libro escrito hace casi cien años y que lleva un cuarto de siglo en una bóveda en un banco en Suiza ha sido editado y ya puede adquirirse. Al morir en 1961, Jung no le había dejado instrucciones a su familia sobre cómo proceder con el libro pero finalmente decidieron publicarlo.
Jung compusó este libro a través de una técnica psiconáutica que describió como “imaginaciones activas”, una especie de meditación en la que dejaba fluir las imágenes de su psique como quien observa una película y se adentra en ella, excavando las minas del inconsciente y escribiendo y dibujando lo que veía. Describió las visiones del libro como llegando “en un flujo incesante”, como “rocas cayendo en su cabeza, como relámpagos, como lava”.
Es una obra artesanal donde están los fudamentos de su obra a modo de hechizo: los arquetipos, el inconsciente colectivo, la sincronía, la alquimia y la profundidad de la mente como fuente creativa: el lugar donde se oculta y desde el que se lleva a materializar la serpiente sexual del kundalini, la serpiente del árbol de la sabiduría, la serpiente del ADN, el cerebro reptiliano y los símbolos mágicos que acompañan al hombre en su historia planetaria.
Así que gracias, papá.
En 1913 Jung enfrentó sus demonios como en un largo viaje y volcó su experiencia en un libro que sería la fuente creativa de toda su obra. Este viaje tomó la forma de un mítico libro rojo de cuero en el que Jung escribía todas las tardes e ilustraba sus sueños y las imágenes de su subconsciente. Una obra salvaje de alquimia, que Jung comparara con un experimento de mescalina, una ventana energética.
Este libro escrito hace casi cien años y que lleva un cuarto de siglo en una bóveda en un banco en Suiza ha sido editado y ya puede adquirirse. Al morir en 1961, Jung no le había dejado instrucciones a su familia sobre cómo proceder con el libro pero finalmente decidieron publicarlo.
Jung compusó este libro a través de una técnica psiconáutica que describió como “imaginaciones activas”, una especie de meditación en la que dejaba fluir las imágenes de su psique como quien observa una película y se adentra en ella, excavando las minas del inconsciente y escribiendo y dibujando lo que veía. Describió las visiones del libro como llegando “en un flujo incesante”, como “rocas cayendo en su cabeza, como relámpagos, como lava”.
Es una obra artesanal donde están los fudamentos de su obra a modo de hechizo: los arquetipos, el inconsciente colectivo, la sincronía, la alquimia y la profundidad de la mente como fuente creativa: el lugar donde se oculta y desde el que se lleva a materializar la serpiente sexual del kundalini, la serpiente del árbol de la sabiduría, la serpiente del ADN, el cerebro reptiliano y los símbolos mágicos que acompañan al hombre en su historia planetaria.
Así que gracias, papá.
miércoles, 22 de agosto de 2012
¿Es muy tarde para cambiar de gato?
¡Hola Joe! No puedo dejarte entrar. Marilyn no te quiere. Sos muy lindo. Encantador, la verdad. Incluso más cariñoso que ella. Me caés re bien. Pero ella te odia, Joe. No quiere ni verte. Te repele. Pobrecito. Vení que te hago un mimo. Sos un amor, Joe, pero ella llegó primero.
martes, 21 de agosto de 2012
Lenguaje
Volví a dar clases. Volví a enamorarme de lo que es dar clases. Nunca tuve tanta libertad como ahora de elegir los textos que quiero enseñar, cómo enseñarlos y cómo evaluarlos. Volví a las andanzas. Los alumnos se hacen preguntas, a veces no comprenden pero siempre se van diferentes de como vinieron. Eso es lo que deberían ser las clases siempre. Eso es lo que me genera un amor por la docencia que hacía años no sentía. ¿Qué pasó? La clase discurre entre una exposición teórica de conocimientos nuevos, preguntas y análisis de algunos textos. Y yo voy como pez en el agua, los llevo hacia la corriente de aguas más limpias... es por acá, por acá, les digo... y me siento un faro en el medio de una noche de palabras intrincadas. Hablamos del lenguaje, pensamos al lenguaje y de pronto las preguntas que los primeros teóricos del siglo XX se hicieron nos parecen fascinantes.
jueves, 16 de agosto de 2012
Libros, libritos
Ayer entré a Cúspide pues quería preguntar por el libro Zen que acaba de salir de Alberto Silva. En el interín me topé con un letrero que decía Yogananda por lo que adquirí también la Autobiografía de un yogui. Qué extraordinario. En el mismo momento, en una mesa de libros vi que estaba Franny and Zooey
de Salinger. Este librito lo leí a los 21 años y me cambió la vida. Seguramente fue el primer libro que me aproximó a la idea de que había
otro camino más real que hacer la universidad y trabajar de algo acorde a lo que uno había estudiado.
Volví bajo la lluvia feliz con mi compra ecléctica.
Volví bajo la lluvia feliz con mi compra ecléctica.
domingo, 12 de agosto de 2012
Iniciación al nombre
¿Quién soy?
Dharma.
¿Quién soy? ¿Quién era? ¿Quién seré?
Dharma Ananda.
¿Por qué estoy acá? ¿Cuál es mi esencia?
Baghavad Dharma Ananda.
Bagahavad: superior
Dharma: sendero
Ananda: felicidad
El sendero superior de la felicidad.
Casi nada, me dijo mi maestra sonriendo bajo el sari que la cubría.
Y me abrazó.
Y me dijo: te quiero mucho.
Y también: confiá.
Yo le di una flor.
Y le dije: te conozco.
Y ella mi dijo: mi nombre es Satya Ananda
Y después le di una flor a Pau, mi madrina espiritual.
Y nos abrazamos.
Qué nombres fuertes están saliendo, susurró mi maestra.
Dharma.
¿Quién soy? ¿Quién era? ¿Quién seré?
Dharma Ananda.
¿Por qué estoy acá? ¿Cuál es mi esencia?
Baghavad Dharma Ananda.
Bagahavad: superior
Dharma: sendero
Ananda: felicidad
El sendero superior de la felicidad.
Casi nada, me dijo mi maestra sonriendo bajo el sari que la cubría.
Y me abrazó.
Y me dijo: te quiero mucho.
Y también: confiá.
Yo le di una flor.
Y le dije: te conozco.
Y ella mi dijo: mi nombre es Satya Ananda
Y después le di una flor a Pau, mi madrina espiritual.
Y nos abrazamos.
Qué nombres fuertes están saliendo, susurró mi maestra.
jueves, 9 de agosto de 2012
¿Es sanador?
En marzo de 2004 (aún no tenía este blog pero faltaba poquito) escribí en mi diario lo siguiente:
"Nos vamos a presentar con Montse a una ponencia sobre Promoción de la lectura y yo debería estar ahora escribiendo sobre eso. Tengo algunos apuntes ya ensamblados y mañana nos juntamos a reunir todo el material. Así que debería pensar y escribir algo sobre la importancia de la literatura en la sociedad. ¿Por qué leemos? ¿Por qué es tan importante? ¿Tiene algo de sanador?*. Estas preguntas se podrían contestar muy estúpidamente pero trataré de que no sea así."
*El resaltado es mío de ahora. La palabra "sanador" en ese contexto me mata, perdón.
"Nos vamos a presentar con Montse a una ponencia sobre Promoción de la lectura y yo debería estar ahora escribiendo sobre eso. Tengo algunos apuntes ya ensamblados y mañana nos juntamos a reunir todo el material. Así que debería pensar y escribir algo sobre la importancia de la literatura en la sociedad. ¿Por qué leemos? ¿Por qué es tan importante? ¿Tiene algo de sanador?*. Estas preguntas se podrían contestar muy estúpidamente pero trataré de que no sea así."
*El resaltado es mío de ahora. La palabra "sanador" en ese contexto me mata, perdón.
martes, 7 de agosto de 2012
Dibujos
Quería escribir sobre aquellos dibujos que vamos tejiendo a lo largo de los años. Caminos que recorrí, personas que conocí, amores de los que me enamoré, amigos con los cuales me encontré y me desencontré. Quería escribir sobre la trama de la vida que uno mismo va tejiendo, los extraños dibujos que se van plasmando en el inconsciente y que allí quedan, esperando salir a la luz para que los reconozcamos como propios. Un buen día, ese dibujo parece estar casi terminado y es cuando de verdad lo miro y digo, ah, pero si esa soy yo, esa misma, sí, y qué linda me veo.
lunes, 6 de agosto de 2012
Flor de shiatsu para todos
Estoy nuevamente volviendo a actualizar las entradas del blog sobre shiatsu que lo tenía bastante abandonado: la flor del bambú. De a poco iré subiendo más temas relacionados con el shiatsu, actividades que voy realizando, lecturas que me interesan, cursos y sesiones. Espero que les interese.
¡Saludos!
¡Saludos!
domingo, 5 de agosto de 2012
Fin de la coquetería
¿Se acuerdan de que Marilyn llegó con un collarcito muy lindo con un
corazoncito y no sabemos quién se lo puso? Bueno, ya no lo tiene más.
Hoy casi se ahorca con él y decidimos ponerle fin a tanta coquetería.
viernes, 3 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
¡Feliz cumpleaños, Piedra luminosa!
Cuando mi hermano y yo nos íbamos de campamento nos encantaba escuchar a León Gieco. Y muy especialmente nos encantaba cantar esta canción.
¡Te adoro, Lucho! Cantemos mucho, siempre.
miércoles, 1 de agosto de 2012
Gato TV
Tres de la mañana: la gata hace barullo. La saco de la habitación y
cierro la puerta. Por unos minutos la escucho rascar pero enseguida se
cansa y se va a tirar al futón del playroom. De pronto, en la oscuridad
escucho voces, diálogos. No entiendo de dónde provienen. Pienso que es
mi imaginación, claramente. Vuelvo a dormirme. A las dos horas, las voces
me despiertan. Estoy inquieta. ¿Será que el vecino
está viendo la televisión y las paredes son tan finitas que yo lo
escucho? Vuelvo a dormirme. A la madrugada vuelvo a despertarme y
escucho el mismo murmullo. Pienso: ¡¿será que a gata prendió la
televisión?! Me levanto, subo las escaleras y la veo: sentada sobre el
control remoto mirando hipnotizada la pantalla encendida
Suscribirse a:
Entradas (Atom)