lunes, 29 de julio de 2013

¿Reticente o gran "finale"?

Yo tengo mis refugios. Lo sé. Escribir es un refugio, leer un libro es otro refugio, la butaca del cine es un refugio al que ahora pocas veces voy, el abrazo de N es un hermoso refugio, la palabra de un amigo es otro y así.
El psicoanálisis fue un refugio durante mucho tiempo. Comencé en noviembre de 2008, en el medio de una de las crisis más fuertes de mi vida. El mundo que conocía había estallado en pedazos. Ya había estallado antes pero yo no podía asimilarlo. Había estallado con la irrupción de un deseo nuevo en mi vida. Y con la lenta pero clarísima separación con G que yo me negaba a desear pero que inexorablemente estaba pasando. Se revelaba en todos mis movimientos.
Y gracias al psicoanálisis siguió estallando. También florecieron otras cosas: un amor nuevo, amigos nuevos, el shiatsu, la energía, el amor, el inconsciente, los sueños reveladores. Todo se fue develando como en una película.
Y sucedió lo que tenía que suceder: crecí. Y como crecí, el diván en el que me acuesto me empezó a quedar chico. Cuando los pies sobresalen de la cuna uno quiere cambiarse a una cama más grande.
Así me está pasando a mí. Eso es lo que siento.
Mi psicóloga piensa que estoy reticente. Yo pienso que la reticente es ella. Que no me deja ir. No sé como funciona el psicoanálisis en esto de los finales pero es algo que tendremos que hablar. Tengo la sensación de que que nuestro lazo ha dejado de ser interesante.
Claro que puede que me equivoque pero no lo sé. Tal vez sea que estoy reticente a decir "algo" que no quiero decir.
Bueno, veremos.
Por suerte existen las palabras para decir todo esto.

lunes, 22 de julio de 2013

No se va a caer

Vamos a ponerle onda a este día de frío tremebundo. El árbol de mi ventana se agita de tal forma que parece que el mundo tiene tos. Dicen que va a nevar como en el 2007. El recuerdo de esa nieve me recuerda a otra casa, otra vida, otra Flor. ¿Cómo todo pudo haber cambiado tanto? La clave es el tiempo. Pero los inviernos son cíclicos. No hay duda: vuelven. Aunque esta vez, cada vez que el viento retuerce el árbol, no pienso en que pueda caerse.

miércoles, 17 de julio de 2013

Dharma

Ayer hablábamos en el teórico de yoga de la rueda del Samsara. Lili nos habló largamente de Budismo. Más allá de si uno es o no budista es interesante pensar lo que el Buda histórico dejó como legado a la humanidad. Se dice que Siddharta Gautama (el Buda histórico) vivió en el 500 a.c. Renunció a su palacio, a su familia, a su posición en busca de un maestro. No lo encontró. Vivió unos años como renunciante pero sintió que eso no lo conducía  a ninguna parte. Se dice que entró en meditación bajo el árbol Bodhi y que alcanzó la iluminación. Luego se dirigió a Varanasi donde puso en movimiento la rueda del Dharma ante sus cinco seguidores.

El dharma o enseñanza puede  resumirse en cuatro noble verdades:

1) Dukkha: La vida es sufrimiento. Nacer es doloroso, crecer es doloroso, la impermanencia es dolorosa, la enfermedad es dolorosa, la vejez es dolorosa, la muerte es dolorosa, estar unido a algo que nos disgusta es doloroso, perder lo que uno quiere es doloroso. Dukkha o sufrimiento también es conocido como frustración crónica.
2) Trishna: No hay que desesperarse. Siempre el sufrimiento tiene una causa. La causa proviene del deseo, la ignorancia, la avidez, el apego, la sed que nos posee.
3) Nirvana: Es posible la cesación del sufrimiento con la completa extinción del anhelo. Desapegarse es liberador. Es posible trascender el sufrimiento.
 4) Marga: ¿Cómo? Transitando el sendero (marga) que conduce a la cesación del sufrimiento. El sendero tiene ocho partes.

Es interesante cuando se habla del sendero (marga). Porque si uno lo piensa bien, no hay una única forma de vivir la vida o de trascender el sufrimiento. No por nada Krishnamurti decía: "El mundo es como eres tú". Esto podría resumirse un poco groseramente de esta manera: si sos un amargado, el mundo será pura amargura. Si sos un optimista, el mundo tendrá lugar para la esperanza. 
El sendero entonces comprende ocho partes: Las primeras dos pertenecen al plano de Prajna (sabiduría intuitiva). Esto es: recta o integrada visión que a su vez trae un recto o integrado pensamiento. Si miramos y pensamos de manera recta e integrada estaremos por el buen camino. Pero esto no sirve de nada si no se ajusta, ya en el plano de Sila (moralidad o virtud)  con una recta o integrada palabra que a su vez trae una recta o integrada acción, que a su vez trae un recto o integrado medio de vida. Finalmente, ya en Samadhi (estado mental contemplativo) luego de un recto o integrado esfuerzo llegamos a una recta o integrada atención y una recta o integrada concentración.

Hui Neng, el sexto patriarca dijo: "El samadhi es una lámpara y prajna es la luz de la lámpara".

El budismo tiene dos alas. Prajna y Karuna. Prajna es la sabiduría intuitiva y Karuna es la compasión. Si falta alguna es imposible el vuelo. 

viernes, 12 de julio de 2013

Leer, vivir y el amor

He vuelto a leer libros. Y también volví a algo parecido que es "estudiar".
Eso me produce una gran emoción porque los libros para mí siempre fueron buenos amigos. Estuve un tiempo algo distanciada de ellos. Me había dado una panzada durante tantos años que había quedado empalagada a riesgo de padecer librofobia. Ahora leo bastante variado: ficción, ensayos, novelas, poesía. Y leo en cualquier lado: la cama, el sillón, el colectivo, el baño, un café.  Me doy cuenta de que es una nueva forma de leer. Ser ecléctico, pausado, releer, tener tiempo para charlar con un otro sobre ese libro. Subrayar algo que me gusta mucho y que no quiero que se me pase. Subrayar algo intrascendente. Poner marquitas en los costados (me gusta mucho poner signos de admiración, por ejemplo). A veces leo libros sobre yoga o sobre shiatsu y entonces mi práctica mejora (o empeora). Y eso es raro porque entonces quiero practicar un asana y tengo al libro ahí, al lado, como si quisiera hacer yoga conmigo (¡vamos bonito!).
Me doy cuenta de que me gusta leer porque hay libros que me llevan a pensar cosas que tal vez nunca hubiera pensado por mí misma. Me llevan a lugares, preguntas, es un diálogo eterno que se da entre las páginas y yo. Y además así conozco personas que intentaron un entramado en sus vidas y les pasaron cosas que son comunes a todo el género humano. Y ya no me siento sola.
Leer también me dan ganas de escribir. Y algo raro, porque antes no me pasaba mucho, me dan ganas de vivir. Sí, de vivir mi pequeña vida plagada de preguntas con mis mini certezas que voy descubriendo porque hace rato que otro ser humano vino y me abrió el corazón.  

jueves, 11 de julio de 2013

Como una paloma

Hoy la clase de yoga estuvo dedicada a ejercitar diferentes variantes de Eka Pada Rajakapotanasana, o bien, como su nombre lo indica en castellano: la postura de la paloma. Se le dice así porque al hacerla el pecho es empujado hacia adelante como si fuera el de una paloma buchona. Hasta hace unos años, este asana me era impensable de hacer pero el tiempo y la práctica me han demostrado que uno puede ir limando asperezas y consiguiendo flexibilidad donde antes había tensión o contracturas.
Hoy por hoy, aún no puedo hacerla completa pero me ayudo con un cinto (gracias B.K.S Iyengar por existir). Es un placer sentir el soaz estirándose, las lumbares trabajando, el pecho bien abierto y como, de a poco, mi pie se va acercando a mi cabeza. Les dejo la postura completa que esta bella señorita sí puede hacer. No la envidiemos mucho. 


 Este asana es bellísima pero además trae aparejado varios beneficios. Rejuvenece la región inferior de la columna y una gran cantidad de sangre circula por la región del pubis. Dice Iyengar que ".Además se ejercitan y estiran completamente los músculos del cuello y de los hombros. Ya que el peso recae en la región del pubis, circula más sangre por ésta, manteniéndola sana. (...) Las glándulas tiroides, paratiroides, suprarrenales y las gónadas obtienen un un aporte copioso y abundante de sangre, lo que asegura un aumento de la vitalidad"

Así que un argumento más a favor de las palomas. Y del yoga, claro.

miércoles, 10 de julio de 2013

Inexplicable

El shiatsu sigue creciendo, sigue expandiendo sus límites y se pone cada vez más lindo. Cada vez me convenzo más de que esta terapia es inexplicable, suceden cosas pero no se bien qué. Cada vez explico menos. A veces me salen sesiones como una danza entramada y extraña, llena de arabescos. A veces, en cambio, necesito volver a lo simple, presión perpendicular, cuatro patas, quedarme un buen rato sintiendo la sensación grata de que las dos manos van trazando una línea en el cuerpo.