Viernes de madrugada. Me gusta levantarme temprano pero esto ya es demasiado. Me resigno y aunque desearía dormir unos minutos más me obligo a levantarme a las seis en punto. Es la única forma de desayunar y salir sin olvidarme la cabeza en la almohada. A las ocho ya estoy parada delante de una clase hablándoles del signo triádico de Peirce, de la clasificación de signos según la segunda tricotomía, de la fuerza social de ciertos signos icónicos y me descubro mentalmente apta para desarrollar algunas ideas, reirme de algunos ejemplos y contestar algunas preguntas. Es increíble que yo esté allí, hablando de conceptos que hace diez años me importaban tan poco. La semiótica nunca me importó tanto como ahora: cómo percibimos el mundo y por qué le otorgamos ciertos significados.
Después de clases llego a la casa de Deb para almorzar. Una máquina infernal está rompiendo el asfalto justo en la esquina de su departamento. El ruido es demoledor y Deb tiene las ventanas cerradas. Por suerte hace frío. Hace meses que no nos vemos. Está preciosa, con una remera fuscia que le resalta la piel. Me alegra verla luego de tanto tiempo. Hablamos de su viaje, del trabajo, de algunos acontecimientos que nos pasaron, de la vida en general. Recuperamos intimidad y es emocionante. Bifurcarse y encontrarse cobra real importancia. Almorzamos, tomamos un té delicioso de regalíz y luego, para no faltar a la costumbre, tomamos mate. Todo esto, escoltadas por su gato Elmo que es como un tigre bueno y enorme.
Finalmente, otra vez el subte B que me lleva aún más al centro de Buenos Aires. Esta vez, es Lou quien me espera en su Almacén. No conozco a Lou salvo por las cosas que sus manos hacen y porque hace mucho años tenía un blog que me gustaba leer mucho. Y de pronto todo esto se materializa en una mujer increíble que me abre la puerta, me abraza, me invita a pasar como si fuéramos amigas de toda la vida. La magia de los blogs, claramente. La excusa era un cuaderno artesanal que le había reservado. Pero creo que esto ya es parte de otro post.
2 comentarios:
En avenida Corrientes también te orientás x el río, es el este (el tránsito es en sentido para allá)
Viste qué amor es Lou?
Siempre te leo, aunque no comente, beso!
Sí, es un amor. Gracias por tu comentario, Irene. Ahora con esa referencia no me pierdo más, ja!
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