Ok, sí, necesitamos bibliotecas. Pero no queremos cualquier biblioteca. Queremos "hacernos" una biblioteca. Tampoco sabemos bien cómo, dónde ni en qué dimensiones. Si viviremos mucho más tiempo acá o nos mudaremos. Si el habitáculo enorme que hoy hace de playroom se convertirá en futuro estudio de yoga. Si mudaremos el living al playroom y entonces será el living el futuro estudio de yoga (más improbable). Entonces la idea de la biblioteca comienza a trastabillar y los libros se van acumulando en la mesa de luz, apilando en las bibliotecas que ya están atestadas en doble fila, en banquitos de madera que antes servían para sentarse pero que ahora son depósitos de libros.
Uno supondría que la era de la tecnología habría acabado con el papel. Pero no. Los que estamos en pareja con personajes amantes del papel y el objeto libro jamás podremos obtener el placer de las paredes vacías. Y como muchos de ustedes ya saben, para hacer yoga no hay nada como una pared vacía.
Bueno.
Hoy agarré un placard donde había papeles, carpetas, archivos de la facultad, cosas que la verdad jamás usamos.
Fotocopia va, fotocopia viene, todo se fue a la basura.
Resultado: me quedaron unos estantes profundos libres. LIBRES. Y al alcance de la mano. Cómodos. Fáciles. Así que por ahora allí fueron los libros.
Paraditos, bonitos, ah, ¡qué placer!
¿Quién dijo que no se podía tener una bonita biblioteca en un placard?
P.D: Los cajones no se salvaron. Tiré todos los medicamentos vencidos. Estaban TODOS vencidos.
Mi suegra que es farmacéutica me salvó con ibuprofeno y paracetamol. Lejos de horrorizarme pienso que si estaban todos vencidos es porque no los usamos lo cual demuestra que rara vez nos enfermamos y que gozamos de una excelente salud.
miércoles, 3 de mayo de 2017
martes, 2 de mayo de 2017
Profundizar
En el marco del nuevo profesorado de yoga comencé una práctica personal donde el foco está puesto en la exhalación. En alargar la exhalación.
1,2,3,4,5,6. Pausa.
Siempre que empiezo algo importante me enfermo. Como si mi cuerpo no resistiera el cambio de golpe. O tal vez haya que mirarlo de otro modo. Tal vez cada vez que comienzo algo que sé que va a cambiar mi estructura psíquica mi cuerpo decide descargar todo el lastre que no necesitaré en mi nuevo periplo.
Hoy amanecí sin fiebre y con la conciencia liviana. Una suerte de alegría.
Profundizar siempre trae consecuencias.
1,2,3,4,5,6. Pausa.
Siempre que empiezo algo importante me enfermo. Como si mi cuerpo no resistiera el cambio de golpe. O tal vez haya que mirarlo de otro modo. Tal vez cada vez que comienzo algo que sé que va a cambiar mi estructura psíquica mi cuerpo decide descargar todo el lastre que no necesitaré en mi nuevo periplo.
Hoy amanecí sin fiebre y con la conciencia liviana. Una suerte de alegría.
Profundizar siempre trae consecuencias.
lunes, 1 de mayo de 2017
38º adentro
Tomo té. Estoy completamente apestada.
Soy de esas personas a las que cuando les tocás la frente no parece que tuvieran fiebre. Pero si me das un termómetro puedo estar en 38º.
Como ahora.
38º.
No me siento tan mal.
Ayer el termómetro no marcaba casi nada y yo me sentía horrible. La fiebre estaba subiendo.
Podía sentir correntadas de frío en la espalda. Y un dolor punzante en todas las articulaciones del cuerpo.
Hoy con 38º ya no siento nada de eso. Me siento flotar, como adormecida, pero el dolor y el frío se han calmado.
Tal vez el cuerpo se acostumbró. Como una estufa que al encenderla cruje, hace ruidos extraños pero luego todo se acomoda. Ya nada duele porque todo se acostumbra a la nueva temperatura.
Soy una metáfora malísima de lo que viene pasando en el último año.
La fiebre ahora hace su trabajo y yo puedo soltarlo todo.
Día del Trabajo, cumpleaños, amigos, fiestas, familia, todo.
La paz a veces se llama gripe.
Soy de esas personas a las que cuando les tocás la frente no parece que tuvieran fiebre. Pero si me das un termómetro puedo estar en 38º.
Como ahora.
38º.
No me siento tan mal.
Ayer el termómetro no marcaba casi nada y yo me sentía horrible. La fiebre estaba subiendo.
Podía sentir correntadas de frío en la espalda. Y un dolor punzante en todas las articulaciones del cuerpo.
Hoy con 38º ya no siento nada de eso. Me siento flotar, como adormecida, pero el dolor y el frío se han calmado.
Tal vez el cuerpo se acostumbró. Como una estufa que al encenderla cruje, hace ruidos extraños pero luego todo se acomoda. Ya nada duele porque todo se acostumbra a la nueva temperatura.
Soy una metáfora malísima de lo que viene pasando en el último año.
La fiebre ahora hace su trabajo y yo puedo soltarlo todo.
Día del Trabajo, cumpleaños, amigos, fiestas, familia, todo.
La paz a veces se llama gripe.
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