Un pequeño gesto recupera el enlace. Pasar al acto, dar el primer paso y que algo se abra. Como en las sesiones de shiatsu pero en la vida (si el otro quiere, claro).
En ese acto -que puede ser un simple abrazo- se abre una posibilidad. Por eso es importante quedarse. No irse rápido. Esperar. En ese esperar puede pasar que el pétalo caiga por la fuerza de la gravedad.
Hay belleza en ese acto. Entonces ahí radica su importancia. No en el efecto. Por eso: no tiempo. La posibilidad abre el tiempo. Lo demás es probable que ya no importe.
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