lunes, 30 de mayo de 2022

Tener un techo II

Amanece con 1º grado de sensación térmica. Hoy viene Mariano, el techista, a desarmar el techo de casa. Mariano era el techista de Lina. Yo siento que mi vecina, de alguna manera, me sigue cuidando.
Hace muchos años cayó un granizo muy fuerte por este barrio que destruyó buena parte de los techos de tejas. Desde esa época las tejas son difíciles de conseguir y por alguna razón, acá siempre están más caras que en otros barrios. El arreglo que me hicieron en ese momento parece que fue un desastre. Cortaron las tejas mal. Yo en mi ignorancia jamás supe la aberración que me habían hecho.
Mariano se agarra la cabeza y me dice que no entiende cómo se les ocurrió cortar las tejas de ese modo. Que es más fácil hacer las cosas bien que hacerlas mal. Me explica algo de cómo van encastradas. Macho, hembra, yo no entiendo nada. Pero el pibe parece saber y lo cierto es que los techos de Lina están impecables.
Hace un frío tremendo. Mariano trae dos escaleras, un bolso, algunas herramientas y una radio enorme portátil. El tipo mientras se encarama a mi techo escucha una radio donde pasan Rock Nacional. De una, ya lo quiero. Me cae bien. Mi gata lo odia. Odia la radio, las escaleras, todo ese aparataje que el tipo trae. Se esconde en el baño y no quiere salir.
Van a ser unos días intensos de tejas, ruidos, arreglar algo de la zinguería, pintura. Pero vamos a tener un techo que nos cobije de la lluvia y del frío. No es poca cosa. Diría que en estos tiempos es muchísimo.

viernes, 13 de mayo de 2022

Tener un techo I

La odisea de conseguir las tejas para arreglar el techo de mi casa tiene un nombre y se llama capitalismo.
Resulta que una empresa muy grande y poderosa compró a la empresa que fabricaba las tejas del techo de mi casa para luego discontinuar los modelos que fabricaba dicha empresa y fabricar nuevos. Por ende, no se fabrican más las tejas que necesito para arreglar mi techo. Aclaro que no poseo un techo del siglo pasado. Tengo el mismo techo que todas las casas de mi cuadra, es decir, no es un techo raro con tejas raras.
De modo que hay todo un negocio paralelo que venden tejas usadas. Es decir, desarman techos, ponen chapa u otras tejas y esas mismas tejas usadas las venden a un precio carísimo porque hay pocas y no se consiguen.
Hay gente que tiene verdaderos tesoros en su techo.

jueves, 12 de mayo de 2022

Lina

Se murió Lina, nuestra vecina más viejita. La queríamos mucho en la cuadra. Siempre se preocupaba por todos, nos llamaba por el nombre, nos conocía, te invitaba a un cafecito. La pobre cada tanto me tocaba el timbre para recordarme que mi ampelopsis le estaba levantando las benditas tejas de su techo. Tenía su casita impecable, siempre pintada, el jardín siempre hermoso.
No le gustaban los gatos que merodeaban por los techos pero supo querer a Lua y más de una vez me abrió la puerta de su casa en medio de la noche para que fuera a buscar a la gata que se había escapado a su jardín. Después me ofrecía un cafecito.
En esas charlas que teníamos me contaba cosas de cómo había sido el barrio. Me decía que en el terreno donde está mi casa, por ejemplo, el dueño anterior solía tener un palomar.
Era muy independiente, se movía de acá para allá con sus 85 años (en realidad creo que eran más). En el último tiempo tenía muchos dolores pero no bajaba la guardia. Siempre activa.
Se murió un miércoles de madrugada, en su casa. La encontró el jardinero al día siguiente.
Lloré cuando me enteré de su muerte como se llora una abuelita.
Gracias Lina por cuidarnos a todos.