Dicen los Hopi que los continentes, las islas, todo lo que está en la tierra se conecta a través del agua porque se conecta a través del océano.
Y si miramos hacia arriba, en la sexta dirección, nos encontramos con el mar cósmico: el hogar donde reside el pueblo nube. Cuando nuestro cuerpo físico muere el líquido dentro del cuerpo se evapora y asciende hacia el cielo. Allí se reúne con el pueblo nube. Entonces descansamos y volvemos en forma de lluvia o nieve trayendo agua para toda la naturaleza. Vivificamos ríos, lagos, arroyos, acuíferos. Estamos en nuestro viaje a casa, hacia el mar. Pero cuando llegamos al mar volvemos a las nubes y el ciclo se repite.
Es un ciclo eterno el de agua porque el agua es un elemento indestructible. Es un espíritu vivo que nos conecta con el Gran Espíritu. De modo que somos parte de este enorme sistema hidráulico. Por eso, dicen los Hopi, el agua es sagrada.
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