viernes, 6 de enero de 2023

Mi regalo de Reyes

 Hoy, hace exactamente un año, un dermatólogo me dijo que me tenía que sacar un lunar de manera urgente. Resultó ser un melanoma in situ. Tuviste mucha suerte, me dijo el cirujano cuando pasó todo. Fue mi regalo de reyes. Que fuera in situ, que no se hubiera expandido, que se hubiera quedado en un lugar. 

Todo el 2022 fue un año de de controlar mis nevos (que son muchos). A los largo de todo el año pasado me terminé sacando de manera preventiva 5 nevos más y todos resultaron benignos. Me compré un buen protector pantalla 50 para la cara y otro para el cuerpo. Aprendí de cremas y horarios para exponerse al sol. Ahora soy de esas personas que tienen una rutina de piel. 

Amo el sol y lo voy a seguir amando siempre. Me pone feliz sentir el sol en la piel. Pero hay ciertos límites. El sol a determinadas horas del día lastima mucho. Entonces lo amo pero desde lejos. Como esos amores platónicos que no se dan en el plano físico. El fuego es maravilloso pero uno no va y pone las manos en el fuego, ¿no? Entendí que durante mucho tiempo expuse mi piel al fuego. El cáncer de piel en algún punto es cultural. Creemos que una piel bronceada es una piel saludable. Pero no. Una piel bronceada es una piel que se defiende. Nada más. Lo demás es moda. 

Entonces pienso que ya no quiero defenderme. No quiero vivir defendiéndome todo el tiempo. Adiós al bronceado. Bienvenidos los nevos que me lo recuerdan día a día. El descubrimiento de la piel fue un regalo. Mi regalo de Reyes.


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