Estoy viendo Twin Peaks por primera vez.
Internet me devuelve lo que me perdí en mis años adolescentes. Cuando Twin Peaks se estrenó en USA yo tenía 13 años. No sé cuanto tiempo tardó en estrenarse en Argentina. Pero sí tengo el recuerdo de la canción que abría la serie, los árboles desnudos, el pájaro, la catarata de agua, un aserradero funcionando y la cara de la chica muerta. No veía mucha televisión en esos años porque la televisión estaba en el cuarto de mis padres y Twin Peaks se daba de noche.
Cuando supe que en 2016 se estrenaría la tercer temporada de Twin Peaks decidí poner fin a mi ignorancia y meterme de lleno en el asesinato de Laura Palmer.
Me encontré con un mundo onírico muy a lo David Lynch plagado de referencias zen, una mezcla de historia detectivesca y magnífico culebrón. La referencias al Tibet, el entrañable personaje del Agente Cooper, sheriff Truman, Andy y la operadora Lucy. Los amigos de Laura: Donna y James, Maddy, la prima (calco de Laura pero en morocha), la madre de Laura y sus visiones, el padre de Laura y sus secretos, los hermanos Horne, la intrépida Audrey Horne, el asunto del aserradero, el incendio, el trío Bobbie-Sherry-Leo Johnson, el asunto del "One Eye Jack", Norma y Ed, Ed y Nadine, Hank, ex esposo de Norma que sale de prisión, el pájaro Waldo y el gigante que visita en sueños al Agente Cooper.
Fue un fin de semana muy atípico. Día del padre, comienzo del invierno, Twin Peaks y la banda sonora de Angelo Badalamenti sonando en mis auriculares
Fue un fin de semana de sueños. Mis visiones también me visitan por la noche. Aunque sin gigante.
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