Un día de enero.Calor, mucho calor. Salgo con un vestidito para combatir el verano y sandalias frescas. En la mochila llevo mi ropa de shiatsu. Voy a dar dos sesiones en el consultorio y luego visitaré a L que no veo hace meses. L ha tenido un año bravo y se le nota en la voz cuando me manda audios. Por eso quiero verla. También va una pareja amiga de L que la ayudará a quitar un mueble antiguo, enorme que tuvo la mala idea de caerse encima de ella cuando buscaba una caja. Así que vamos a brindar porque el mueble se va. A veces necesitamos eso. Festejar porque decidimos que las cosas malas se van y porque además todo pudo ser peor pero estamos vivos y podemos tomarnos unas cervezas bien heladas.
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