Voy en busca de la tablet y verifico que tenga carga.
Barro la sala, acomodo el mat, coloco los tacos de madera cerca. Abro las cortinas de par en par para que entre luz natural. Siempre que hago esto pienso que debería limpiar los vidrios pero, por suerte, eso en el video no se ve.
Prendo la cámara y acomodo el ángulo. Lo fijo de manera que todo mi cuerpo se vea. Pruebo que no se corten las manos cuando extiendo los brazos hacia arriba. Me subo en puntitas de pie y me miro por última vez en la cámara reversa. Me doy el ok.
Pongo play y ya estoy en escena. Camino hacia el mat, doy un breve saludo de bienvenida ubicándome en tiempo y el espacio: "Hoy es sábado por la mañana, vamos a hacer nuestra práctica de yoga". Es importante porque podría no ser sábado a la mañana y podría grabarme haciendo otra cosa. Siento que hay que dar un marco. Entonces le hablo a la cámara y cuando lo hago trato de recordar algunas caras de cuando el mundo era otro y yo tenía contacto real con cuerpos.
Empiezo. Pies paralelos, alineación del cuerpo, doy direcciones, prestamos atención, registramos, sentimos. Llevamos la atención a la respiración. Nos movemos con la respiración.
Y pasa una hora. Yo me muevo para la cámara. Indico cuando hay que respirar y cómo. hablo mientras me muevo. Todo el tiempo que hablo estoy exhalando. Entonces cuando digo: "inhalo", en realidad estoy exhalando. Voy al contrario de todo lo que indico. Pero en el video se ve divino.
Termino agotada con una necesidad enorme de hacer mi práctica de yoga.
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