jueves, 7 de mayo de 2020

Masagochi/cuarentena/marcha contra el comunismo

Mi amor por Masagochi me lleva a situaciones muy bizarras. Ahora que vino el frío y que el cuarto donde esta el escritorio es el más pequeño, por ende, el mejor caldeado, Masagochi está conmigo. Hoy voy a intentar hacer el cuarto pan de la cuarentena y para eso estoy intentando mejorar algunas cosas. Nunca lo hago igual, ergo, nunca sale igual. Voy aprendiendo de mis errores.
Me pasaron el canal de Youtube de un panadero español que te explica cómo hacer el mejor pan de masa madre. El panadero es un sol, con unas manazas preciosas (no puedo evitar mirarle las manos redondeadas y generosas que tiene) pero para hacer el pan tiene un montón de adminículos que yo no poseo. A saber: balanza, amasadora, rasqueta, una piedra para horno y un cuchillo para greñar el pan.
A falta de eso tengo un bowl blanco lindísimo que me traje una vez de Uruguay, una especie de paleta de plástico que me sirve las veces de rasqueta, un horno que anda como se le canta y ninguna balanza.
El panadero español empieza refrescando su masa madre y te explica cómo hacer para que Masagochi quede perfecta. Partiendo de una masa madre ya activa coloca en un frasco limpio 30 gramos de masa madre, 35 gramos de agua y 35 gramos de harina. Revuelve y deja reposar el frasco un par de horas, es decir, hasta que duplique su tamaño. Su Masagochi debe ser más potente que la mía porque mi Masagochi tarda un poco más que dos horas. Yo no tengo modo de realmente calcular los gramos de Masagochi. Averigüé que una cucharada sopera panzona son 30 gramos de harina. Pero la harina no es masa madre. Otra vez, a ojo.
 De todos modos, esta vez lo voy a hacer distinto. La autólisis, por ejemplo, la haré sin la masa madre, solo con la harina y el agua. Y en el momento de empezar a amasar le meteré la masa madre ya activada.
Como todo esto lleva un montón de horas podré pasar este jueves con mi mente ocupada en algo en vez de andar preocupada porque un montón de irresponsables con barbijo quieren romper la cuarentena con la consigna: "no queremos comunismo".
 

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