4/5/20

Un adelantado

El doc venía todas las semanas. Jamás faltaba a su sesiones de zen shiatsu. Sus martes eran sagrados. Era "su" hora.
Vale la pena aclarar para quien no lo sabe: las sesiones de zen shiatsu se hacen sobre un futón (japonés) que contiene capas y capas de puro algodón natural. Los terapeutas de zen shiatsu trabajamos siempre a ras del piso, en contacto con el suelo, por eso, para proteger nuestras rodillas, si somos afortunados, lo hacemos sobre un futón. Usamos nuestro propio peso corporal para dar un masaje, nunca utilizamos la fuerza. De ahí que podamos dar varias sesiones sin cansarnos ni lastimarnos. Mi consultorio tenía (tiene) un futón hermoso de tres metros por dos metros y medio. Es decir, una habitación acolchada en casi su totalidad para el placer visual del que viniera a recibir su sesión. El futón era (es) rojo e invitaba (invita) a la relajación plena. Ya era (es) un terapeuta en sí mismo.
El doc venía siempre pero alguna vez tuvimos que suspender su sesión porque yo no me sentía bien y en eso siempre fui muy tajante: no doy (no daba) sesiones enferma.
-Me agarré una gripe -le decía- pero en unos días estaré bien.
Y él me corregía, más bien, me instruía:
-No, Florencia, no te agarraste una gripe, te agarraste algún virus, estarás con algún proceso viral que duran unos pocos días. Una gripe es otra cosa.
Un día, luego de su sesión, mientras lo acompañaba hasta la puerta de calle me dijo preocupado:
-Vos tendrías que vacunarte contra la gripe, sos como el personal de salud, como nosotros. Estás muy expuesta. Y no estaría mal tampoco que usaras barbijo.
Yo me reí con ganas.
-¿Barbijo, doc? ¿Cómo voy a dar sesiones de shiatsu con barbijo?
Le decía que no, que no hacía falta. Y menos aún vacunarme. No soy antivacunas pero la vacuna contra la gripe era para la gente mayor o gente con alguna complicación previa, gente que no era (es) yo. ¿Cómo iba a conectarme con mi receptor con un cacho de tela taponándome la cara. ¿Cómo iba a sentir su energía si el barbijo no me dejaba respirar? ¡Pero por favor!
Cuando empezó lo del Covid-19 primero no supe nada. ¿Qué era el Covid-19? ¿Una gripecita? ¿Se morían los ancianos? ¿Se morían los hipertensos? ¿Se morían los diabéticos? De pronto, supe. Era el fin. Miré el futón extendido en el suelo, rojo y mullido, pero esta vez sólo vi virus, bacterias, millones de microorganismos vivientes deslizándose entre las capas y capas de algodón como si de una montaña rusa se tratara. Lo enrollé con amargura y lo tapé con una sábana que me supo a mortaja.

Ahora que lo pienso el doc era un adelantado. Si vuelvo alguna vez a dar sesiones de zen shiatsu seguramente tendré que hacerlo con todas las medidas de seguridad necesarias (barbijo incluido) y también tendré que darme la vacuna de la gripe por las dudas.

Ni ganas de volver a tocar gente, che.

No hay comentarios.: