martes, 5 de mayo de 2020

La vieja está en la cueva

Se puso fulero el otoño. Hasta ahora venía soleado o lluvioso. Pero el otoño con viento ya es otro cantar. Esa mezcla de frío, viento y lluvia da para quedarse en la cueva. Como ya estamos en una cueva (y muy confortable, debo admitir) me pongo a pensar en qué cosas solía hacer los martes en mi vida de antes. Por ejemplo, hubo martes del año pasado en los que con este mismo frío y lluvia me levantaba antes de las seis para estar a las siete y media de la mañana dando una clase de yoga en Martínez. En días como estos pienso que esas cosas eran surrealistas y no el hecho de estar encerrada ya más de cuarenta días adentro de mi casa.

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