sábado, 2 de diciembre de 2017

Madre Tierra

Por Alicia Hamm

La Madre, la Tierra, la sagrada Pacha Mama, la Tara bendita es un jardín. Es nuestro hogar y deberíamos cuidarla, como cuidamos nuestro jardín y nuestro hogar. Deberíamos respetarla, como respetamos a nuestra madre. No deberíamos decirle lo que tiene que hacer sino que deberíamos aprender de ella, de sus equilibrios. Si la dejamos sola se forman los biotopos y entonces se forman las armonías perfectas de todos los seres que viven en los lugares donde nadie la molesta. Nosotros, antes de que viniera la civilización, cuando nos instalábamos en un lugar mirábamos el lugar y veíamos dónde había espacio para nosotros. Nosotros no decíamos: "este es el lugar que quiero estar, quito todo lo que hay y pongo mi casita". Nosotros mirábamos: quién vive ahí, que es lo que hay ahí, los árboles ancianos que son comunidades en las que vive un montón de gente: las plantas, los insectos, los animales, todo... y siempre había espacios en donde nos podíamos poner, a los que nos podíamos adaptar. Entonces nos adaptábamos al medio ambiente, nos comunicábamos con él y el medio ambiente nos aceptaba. Imagínate miles de años viviendo en la selva casi desnudos y sin botas. ¡En un lugar donde todo el mundo va con botas! Porque hay serpientes, hay arañas. Pero no nos picaban, no nos comían las panteras ni las pirañas. Vivimos mucho tiempo ahí y vivíamos bien, estábamos sanos y bien alimentados. Éramos felices. Quizá volvamos a vivir en la confianza y la inocencia de los niños combinada con la sabiduría de los ancianos. Quizás volvamos a tener el amor a la tierra y la presencia de los dioses. El futuro es nuestro, lo hacemos día a día. El futuro no es más que la suma de los hoys y los ahoras.

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