Ella dice
me muero de dolor,
ya no aguanto más,
las cosas perdieron sentido.
Ella dice
las mañanas son lo peor.
Entonces ya sé que no debo llamarla por la mañana porque tiene mucho orgullo y antes que estar dolorida prefiere estar enojada.
En la vida de antes yo habría sabido como hablarle.
Mejor la llamo después del mediodía.
Me la imagino chiquita, tomando su café,
prendida al hilo telefónico de mi voz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario