lunes, 6 de abril de 2020

Misceláneas

Querés hacer berenjenas pero de pronto te das cuenta de que no es buen momento para quedarte sin aceite, vinagre, sal.
Querés hacer una torta pero te das cuenta de que queda poca harina y mejor guardarla para la masa de las tartas saladas. 
Querés hacer un guiso y le metés menos cebolla porque tenés que racionar para que te alcance lo más que se pueda. 
Querés tomarte todo el vino pero te das cuenta de que era más divertido compartirlo con amigos que hacerlo via zoom, con una camarita pedorra, con la internet que va y viene (y además tiene que alcanzar). 
Se te muere el teléfono y no podés salir a comprarte uno nuevo. Agradecés tener el anterior funcionando (4 gigas de memoria, amigos, dejen de enviar videítos, la puta madre) y que todavía sirva para instalar el whatsapp nuestro de cada día (cada vez más complejo). 
Se te acaba el shampoo sólido y ya fue, volvés al shampoo con envase de plástico porque no hay shampoo sólido en los negocios cerca de tu casa y no vas a romper la cuarentena para salvar al planeta de un envase de plástico. 
Se te corta el video que estabas grabando para la clase de yoga y decís, máh, si, yo subo el video igual, ya no te importa la desprolijidad, lo importante es la actitud.
Se extraña a los que hoy están lejos y no se puede abrazar y antes estaban tan cerca que no los abrazabas tanto. 

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